Querida señora, no por la edad, no por el cargo que sustenta, usted señora, que se casó emocionada con un presunto señor, al que le dedicó su tiempo e invirtió todo su amor en la familia, en sus hijos, mientras él, buscaba paulatinamente justificaciones para dedicar su tiempo a otras cosas, a otras personas, siempre pensaste que todo cambiaría, que se daría cuenta de lo importante que es la familia, de lo maravillosa que eras tu, pero ciego por las novedades que había detrás de la puerta, dejó de mirarte con ese brillo que parecía tener al principio, el de hace años, cuándo te conoció. Y fue entonces cuándo empezó a imponer la doctrina de la imposición, del mandato, del chantaje, condicionando tu tiempo al suyo, y así crecieron los barrotes de una carcel, de un zulo que cada vez se hace más pequeño, donde el monstruo se apodera del espacio y no hay sitio para ti, donde tienes que usar la imaginación para ser libre, por que siéndolo, ya que vives en una sociedad demócrata, estás encarcelada, en sus palabras, en sus ideas, en sus juicios, en sus prejuicios. Dicen que hemos evolucionado, cuándo veo las imágenes en el telediario del monstruo golpeando a esa mujer que quiere ser libre, veo que hemos involucionado, tantas muertes, tantas amenazas ocultas de tantas mujeres, hay que revelarse, esto no puede seguir así, seguramente el hombre del neandhertal era mucho más evolucionado que estos especímenes.
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