martes, 29 de enero de 2019

Y SI....

Y si fuera divertido ir al instituto, y si cada mañana tuviera ilusión por asistir, por no perderme ni un solo minuto de clase. Y si disfrutara con las relaciones con mis compañeros, con mis profesores, y si llegara a casa y tuviera cientos de cosas, ideas, creaciones, aventuras, acontecimientos, agradecimientos, que contar a mis padres. Y si soñara con un camino seguro en el que no me diera reparo preguntar, en el que no me diera miedo caminar, en el que me gustara repasar, investigar, indagar, reflexionar. Y si nos convirtiéramos en la mejor empresa del mundo para aprender, para soñar, para trabajar, para dinamizar. Y si la escuela me convirtiera en el mejor ser humano del mundo, en el ser más capaz de resolver, de habilitar me para la vida en sociedad, para el mundo empresarial, para el mundo afectivo. y si el instituto me diera herramientas para emprender la asignatura más difícil de mi vida conocerme a mi mismo/a para hacerme consciente de lo que valgo, de lo que puedo mejorar, de lo que me define y me hace un gran aprendiz de la vida. Y si las notas no me encorsetaran, no me condicionaran, no me acomplejaran, quizás podría progresar más y mejor, y si aprendiera de lo que me hace vulnerable para hacerme fuerte, y si mi talento aflorase de la perdida de recortes emocionales y de la libertad de equivocarme. Y si todos nos arropáramos en la consecución de un mundo mejor para todos, en la colaboración, en la aportación, en la positivo, en el altruismo. Y si el instituto fuera tan divertido como ir a Disney world, ¿cómo hacer sonreír al mundo entero?, ¿cómo hacer que nuestros hijos suspiren por los lunes?, ¿cómo hacer que los profesores no quieran jubilarse para seguir enseñando?, ¿cómo hacer caso a la neurociencia que dice que el aprendizaje divertido es como mirar un cielo estrellado, del que nunca te cansas de mirar, y nunca dejas de pensar en aprender de todas y cada una de las estrellas. 
¿y si la escuela fuera un lugar de todos, profes, alumnos, padres, abuelos, comunidad?, ¿y si lo conseguimos?, ¿y si lo hacemos?. Sería divertido ir al instituto y aprender. Sería divertido enseñar, y compartir, sería divertido soñar lo y conseguir lo.

jueves, 17 de enero de 2019

EL SUEÑO DE JULEN.

Julen es un niño de dos añitos curioso que como Alicia cayó en un pozo. Al principio se asustó y gritó en su caída. Dejó de hacerlo para soñar en un mundo lleno de nubes sonrientes que le acariciaban las mejillas, con un sol muy amarillo que le guiña un ojo, también con un arcoiris con manos y pies y con una puerta pequeñita de papel. Una bonita casa con ventanas rojas y unos arbolitos llenos de hojitas rosas. Sueña también con volar flotando como él lo hace con sus piesitos andando. Corre con su triciclo entre luces azules moviendo sus piernecitas a toda velocidad. 
También nada en un mar calentito, lleno de barcos con cargamento de gominolas y peces pequeñitos de regali.
Julen sabe sonreír a los dibujos de la televisión y sabe dibujar con muchos colores. Ahora sueña en ese precioso sueño que ha creado él y del que es él su dueño.

martes, 15 de enero de 2019

QUIERO DESFILAR PARA DOLCE GABANNA.


El último desfile de estos reyes de la confección me ha hecho soñar querer desfilar por esa pasarela, he visto modelos de todas las anchuras, alturas, medidas, formas, carismas, artistas de cine, y de los ochenta y de los noventa. Mujeres que se salen y algunas que casi no se ven, jubiladas atractivas, abuelas encorsetadas pero con una elegancia que solo estos kamikazes maravillosos del hilo y el dedal pueden vestir, arriesgados, pero emocionales hasta más no poder. Cariñosos con las curvas, con los años y las arrugas. Quiero desfilar por esa pasarela que abre sus puertas a la diversidad, a las caricias disconformes, a las miradas ingenuas y a las sabias, a la inocencia y a la experiencia. 
Mujeres que se dan la mano para amarse, para envolver el aire de diferencia, de respeto, de eternidad. Un placer visual que me ha dejado enamorada del color, de las texturas, de los ornamentos. 
Quiero desfilar por esa pasarela con paso firme, llena de ese romanticismo que alimenta la imaginación de cualquier mujer, no se puede estar más bella con esos modelitos. 
Quiero desfilar para Dolce Gabanna.

lunes, 14 de enero de 2019

SOS. ME ESTÁN ACOSANDO EN CLASE. (BULLING)

¿Alguien me escucha?, ¿alguien me escucha?. No lo soporto más, solo escucho mis disculpas, mis siento por existir, mi culpabilidad por vivir. ¿Alguien me escucha? siento los continuos insultos, empujones, los molesto, los me das asco, esas miradas de repulsión que me dejan aturdida, enturbiada y perdida. ¿Alguien me escucha?. Me busco y no me encuentro, me deshago en los intentos, me miro y me deshielo en lágrimas frías sin consuelo. ¿Alguien me escucha?, ¿quien me puede ayudar? ¡soy por ser tan despreciable!, tan acusable sin delito, tantos depredadores y sin poder huir, sin piernas para correr, sin alas para volar, sin esperanza que disfrutar. En una cárcel donde las voces mandan desaparecer, donde los gestos queman hasta arder, donde las uñas se clavan hasta hacer sangrar y desgarran hasta descarnar. ¿Alguien me escucha?. Por favor ¿alguien me escucha?, ¿alguien lo puede parar?. 
Quitarles las mochilas del odio, quitarles los deberes de atacar, quitarles las armas de morder.
¡Si pudiera desaparecer!, si pudiera perdonarles es que existiría un lo siento, si pudiera zapatear, darme la vuelta y gritar. ¿Quien me puede escuchar?. Me están acosando. SOS me están acosando.
¿Por qué para ayudarme me vuelvo invisible?. Necesito que alguien me escuche. Por favor ¿alguien me escucha?.
Soy una alumna de 4 ESO y llevo sufriendo bulling desde hace mucho tiempo y no entiendo el ¿por qué?.

miércoles, 9 de enero de 2019

LA VIOLENCIA DE GENERO Y LA VIOLENCIA DOMÉSTICA.

Es increíble que pueda haber energúmenos como los del partido VOX, que no vean violencia de género en este país, les parecerán pocas las muertas y se atreven a afirmar que hay más muertes de niños protagonizadas por sus madres. Estamos listas con estos engominados fanfarrones y machirulos.
Después hay periodistas y abogados que hablan del caso de actualidad, donde un matrimonio se pegan mutuamente y le otorgan una pena a él de seis meses de cárcel por violencia machista y a ella tres por violencia doméstica. Le llaman discriminación en positivo para la mujer. A lo mejor también tenemos que llamar discriminación en positivo a la naturaleza que otorga más fuerza al hombre que a la mujer. Si nos muerde un perro no será lo mismo si lo hace un yorkshire que un bull terrier, tienen diferentes niveles de fuerza, pero si nos remitimos a la misma raza vemos que cualquier animal según el genero es más grande el macho que la hembra salvo excepciones. Podemos entonces transferir esto al hombre y observamos que de media mide 10 centímetros más que la mujer y pesa entre 10 y 15 kilos más, además tiene más masa muscular frente a la mayor cantidad de tejido adiposo de las mujeres (de 4 a 5 kilos más de grasa)  las extremidades del hombre son más largas, y tienen un torso mucho más ancho.
Entonces en general nunca podrá ser igual una patada, un puñetazo, o cualquier agresión que dependa de la fuerza entre un hombre y una mujer. No habría 49 mujeres muertas en el 2018 si se hubieran podido imponer a sus asesinos. Si es cuestión de conceptos que lo arreglen por que no tiene sentido, pero que ningún periodista diga que estaban en igualdad de condiciones por que eso es de ser un ignorante, es negar la evidencia.
La señora encontrada dentro de un armario, magullada, herida, arañada y golpeada brutalmente delante de su hijo de seis años ha acabado allí por amor al arte, su pareja la convenció para que se metiera allí y su hijo tuvo la suerte de tener más cerebro que su padre y contar lo que su madre no ha querido contar.
vaya justicia, se le pone una orden de alejamiento y san se acabó. 
¿el niño no ha sufrido violencia al ver como su padre machacaba a su madre como una cucaracha de cloaca?. Vaya justicia, por favor puede alguien gritar conmigo que así no, que con las medidas que estamos tomando hasta ahora estamos haciendo el imbécil y mientras tanto más mujeres criando malvas.

jueves, 3 de enero de 2019

El ADIÓS.

Marié miró como se iba alejando el barco, su ángel cada vez se hacía más pequeño, zarandeaba su pañuelo blanco con flores de galán de noche perfumando su espacio de jazmín mientras de sus ojos brotaban lágrimas sin consuelo. Era una despedida y como todas nunca se sabe hasta cuándo o hasta nunca, en ese instante era para siempre y su corazón latía sin música sin ritmo sin fuerza, la nostalgia invadía cada vaso sanguíneo, sus pulmones entraban continuamente en apneas respiratorias, lo que agitaba más aún su ciclo respiratorio. El barco cada vez se alejaba más y más apenas le veía, apenas acariciaba su imagen, se tenía que aferrar al recuerdo, a la nostalgia de cada paseo de la mano, de esas miradas tan cómplices, de esas palabras tan hermosas, de esa música de jazz entremezclada con opera que acompañaba cada una de las escenas de ese amor ahora perdido entre las aguas de un mar que quizás nunca más le vuelva a traer. La luna llena ya no sería la misma en la que se adentraban las noches de verano, andando por la arena de la playa mientras notaban como las aguas que rompían en la orilla se metían entre sus dedos, sensaciones que nunca olvidaría, grabadas a fuego en su recuerdo. Como aquellos besos que parecían interminables, besos en los que no hacía falta respirar, algo sobrehumano inexplicable e imposible de repetir. Cuerpos que se ensamblaban como partes perfectas hechas la una para la otra. 
Ahora era el momento de pensar bajando el pañuelo y secándose las lágrimas sí realmente eso existió, si no fue un sueño, quizás volvería a casa y al dormir se despertaría sin recordarlo como una realidad. Quizás los amaneceres aparecieran estrellados y las noches deslumbradas por un sol que te obligara a cerrar los ojos, quizás debería aprender a volver andar sola, sin el terciopelo de sus besos, sin la compañía de sus manos, sin la música mezcla de jazz y opera que los acompañaba. Quizás tendría que volver a aprender a mirar el mundo sin su presencia y en cada paso en el que daba la espalda al barco se le rompía el alma, los ojos ardían humedecidos, solo veía la punta de sus tacones negros, esos que se quitaría al llegar a casa y que no sabría nunca cuándo se los volvería a poner. 
Al fondo todavía sonaba la bocina del barco, ese sonido tan doliente.

martes, 1 de enero de 2019

AÑO 2019.

Hace 100 años Luis miraba a su padre atentamente, le relajaba observarlo mientras trabajaba en plena calle limpiando zapatos, recuerda su amable diálogo con los vecinos que solicitaban sus servicios, escuchaba todo tipo de historias, relatos cortos. Luis apenas tenía cinco años y ayudaba en casa como si fuera un adulto, cambiaba los pañales a su hermana Carolina. Daba de comer a Cristobal y a Teresa, de tres y dos años. Su madre falleció en el parto de la pequeña, y tras un periodo en el que su padre estuvo ausente, bloqueado, triste como si le hubieran dado un terrible puñetazo y quedara en el suelo semiinconsciente, sobrevivían con lo que les acercaban las vecinas, pero todo estaba sucio, oscuro. Su madre se llevó cualquier resquicio de luz. 
Una mañana de enero después de haber pasado unas navidades que nunca existieron, Luis abrió todas las ventanas entro la luz y el frío, sintió un fuerte dolor en los ojos al igual que su hermano y hermanas. Salió de la casa y observó un sol espectacular, llamó a su padre que yacía en la cama boca abajo con el brazo extendido acariciando la boquilla de una botella que olía fuerte, era mágica por que Luis la tiraba todos los días y volvía a aparecer día tras día. Le llamó muchas veces pero su padre parecía perdido entre dos mundos el suyo y el de su madre, su voz ya no era como antes, apenas gesticulaba y sus besos se esfumaron con el dolor de la despedida. Se sentía inútil, fracasado, solo, incapaz.
le puso las zapatillas y le llamó una y otra vez, le gritó fuerte muy fuerte hasta que su padre ciego le miró, sordo le escuchó, mudo le habló. 
Carolina lloraba como todos los días, no sabía por que lo hacía pero se sentía sin consuelo, le faltaba algo y miraba por todos lados de la habitación sin encontrarlo, solo se callaba cuándo Luis la abrazaba, y le susurraba la canción de la gaviota, esa que tantas veces le cantaba su madre, entonces se quedaba dormida soñando con ella, devolviendo le la vida, sintiendo su melena en su mejilla, acariciando su pecho y sintiendo sus latidos, esos que ya solo aparecían en sus sueños y desaparecían en sus despertares.
Luis le puso las zapatillas mientras respiraba roncando le despertó y consiguió que se pusiera de pié, su padre se quedó como una estatua mirándole, papá le dijo levanta un pié , le quitó una de las zapatillas y se la puso delante para que fuera a buscarla, después de conseguirlo, le quitó la del otro pié. Así una y otra vez hasta que le llevó al porche, y le puso una silla diciéndole papá mira el sol, míralo bien, todos los días nace nuevo, con la misma fuerza, con la misma luz. a veces tiene nubes delante que no nos dejan admirarlo, pero siempre está ahí, da igual que el cielo esté nublado o llueva, él siempre sale para iluminarnos, para darnos energía. Papá le dijo Luis mamá siempre estará ahí, aunque no la veamos, ella nos dará energía para salir y afrontar un nuevo día con lo que tenemos. El padre le dio la mano, le miró a los ojos y le abrazó. 
Al día siguiente bien temprano, salieron a recorrer las calles, limpiar zapatos y escuchar historias. 
Luis escribió un precioso libro de historias y se lo dedicó a su padre y a esos pasos que dio aturdido por el alcohol y el dolor hasta la ventana para cambiar el rumbo de sus vidas.