lunes, 6 de julio de 2020

LO MEJOR DE IRSE ES VOLVER

Ya lo dijo la super Lola Flores en la boda de su Lolita del alma, cuando la iglesia rebosaba de gentío expectante y clamoroso. Ella gritó y gritó: ¡Si me queréis irse, por favor irse!....Eso decían mis adentros una y otra vez, Una y otra vez, una y otra vez.
Eso gritó y retumbó dentro de mi, rendida ante la tristeza. Levantándome desde el derrumbe y como Escarlata O´Hara en la película Lo que el viento se llevó: Grité no volveré a pasar por este infierno, no volveré a pasar hambre. Pero, ¿Quién sabe?. Me tocaba caminar como el que sale de un naufragio, con las piernas en modo avión con turbulencias, con el corazón en cortocircuito, con el pulmón encharcado, con el cerebro fundido, me tocaba caminar para pasar el infierno. Con el anhelo de no volver a él, pero ¿Quién sabe?. Quien juega puede perder una y varias jugadas, ha de reponerse e iniciar la siguiente con mentalidad de aprendiz, pero motivado por llegar a la meta, para pasar el cordel ese que separa a los cobardes, a los débiles, a los víctimas, a los conformistas, a los que se sienten vacíos y muertos en vida de los valientes, de los luchadores, de los gladiadores, de los inconformistas, de los que se retan, de los que buscan y al fin encuentran, de los que caminan a pesar de tener los pies llagados, sangrantes, entumecidos. A pesar de eso siguen caminando endurecen las heridas y convierten las plantas de sus pies en suelas polivalentes capaces de atravesar cualquier camino, por muy espinoso que sea.
Irse para dejarse, para romper con todas tus falsas creencias, esas que no te han dejado vivir con plenitud, esquivando la luz del sol y los destellos de las  estrellas, que te indicaban por donde estaba tu senda, esa que no querías emprender. Era mejor lo fácil, el dejarse llevar, el sucumbir a la niebla y la oscuridad. 
Por fin me fui, dejé atrás todo lo que fui, un falso yo lleno de peros y pocos síes.
 Un gusano que gracias a ser aplastado por la bota militar de un soldado uniformado, se saltó el paso de convertirse en capullo para ser directamente mariposa. Estando a diferentes alturas, podría volver a tierra. Posarme entre las flores, revolotear entre los setos. Ya no será lo mismo, después de este nuevo camino recorrido, de reestructuración,  de transformación, puedo afirmar que lo mejor de irse es volver.