Era una pequeña fabrica de relojes, su dueño un viejo relojero, tenía fama, por lo bonito, espectaculares que eran sus relojes, además sus máquinas eran perfectas en el tiempo. Un día al terminar la remesa de relojes, vió que uno daba la hora al revés,se enfureció, no entendía que pasaba y lo recluyó en un rincón de la fábrica, el reloj triste veía como todos los de su serie se vendían y el quedaba allí, el escaparate era lo que más anhelaba, disfrutar de la admiración de todos los paseantes. Un día el viejo se puso enfermo y dejó a su sobrina en la fabrica, la niña, vio el reloj que daba la hora al revés, le encantó y lo puso en el escaparate, pasó un precioso coche y una señora muy elegante se paró impresionada por la belleza del reloj y de la originalidad de sus manecillas, no lo podía creer, nunca había visto un reloj que diera las horas al revés, entró y se lo pidió a la niña, que toda feliz se lo vendió, cuándo llegó el viejo relojero no daba crédito, la mayor coleccionista de relojes se había llevado el reloj según el defectuoso y lo puso en su palacio, en el lugar más transitado, para que todo el mundo disfrutase de su peculiar belleza, y ... colorín colorado este cuento se ha acabado y por la ventana se ha volado... adiós cuento adiós.
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