domingo, 26 de mayo de 2019

EL CONEJITO AZUL

Había una vez un conejito azul que saltaba por un campo violeta. Los árboles eran muy amarillos, aunque las hojas lucían rosa fresa en sus ramas. 
El río que pasaba por allí era muy bonito, a las aguas les rodeaba unas tierras muy naranjas que contrastaba con el agua transparente que a veces se tornaba de diferentes colores dependiendo del fondo que le tocase. En el instante que el conejo se paró a verla era muy rosa, en el fondo numerosos peces color plata y oro. 
El conejo cayó al agua rosa y como no sabía nadar se agarró a una rama con forma de mano, volvió a subir y se adentro en el frondoso bosque mimado por los colores distópicos. 
llegó a una montaña donde había una bonita cueva color turquesa, allí encontró una zanahoria amarillo caléndula, la probó y le pareció que era dulce, se la comió toda.
El conejo empezó a transformarse en un pequeño niño color verde de ojos anaranjados y uñas sonrosadas. De la cueva empezaron a salir personas de colores inespecificos, mezclados pero muy besucones, se besaban como si no hubiera un mañana y era así porque el animador que los animaba se arrepintió de la historia y los borró como tantas veces hacía. 
Colorín colorado este cuento se ha volado por la ventana que abierta te has dejado. Adiós cuento adiós.

sábado, 25 de mayo de 2019

LA GRADUACIÓN.

Ayer me sentí una reina poderosa, fuerte y con más ganas de cambiar el mundo que nunca. A pesar de lo que digan, a pesar de lo que ignoren, a pesar de los pesares de muchos que no llegan, que no viven, que no disfrutan si no encuentran las puertas abiertas. 
Hace más de diecisiete años hice mi primer compromiso vital, sacar a mi hijo adelante, a mi primer hijo. me volqué de lleno con lo mejor y lo peor de mi, porque en cuestión de vuelcos no hay términos medios, arriesgué todo y más, lloré hasta secarme, reí hasta parar y tener que reubicar cada uno de mis órganos, pero lo dí todo. Un experimento que nunca  sabré como va a acabar, porque si la naturaleza quiere el vivirá más que yo, como lo harán el resto de mis hijos y tendría que estar en su lecho de muerte escuchando sus arrepentimientos para saber que tal le ha ido, como hace balance de su vida.  Me gustaría que nunca se arrepintiera de nada, a lo hecho pecho y hacia delante, me gustaría que estuviera sereno disfrutando de la muerte y experimentándola como lo hiciera con la vida. Así me gustaría que fuera, así me gustaría que sucediera. 
Ayer se graduó y desde la butaca viéndole volví a disfrutar de nuestra historia, una historia de amor, de mucha pasión desde el momento que lo descubrí dentro de mi, pensé que tenía una especie de alien que se gestaba sin permiso, pero su pequeño latido dilataba mi cuerpo conquistando cada vez más territorio, teniendo no solo mi beneplácito, si no que mi vida estaba intensificada al 100 X 100 
porque respiraba, comía, dormía, soñaba y vivía con compañía plena, eramos dos en uno. Mi cuerpo ardía de amor, todos mis órganos, músculos, huesos solo tenían un fin, protegerle con la fortaleza más imperiosa que existe la del vientre materno.
Mi hijo me enseñó a descubrirme, a desnudarme, a quererme tal cuál, a redimir mis pecados y mis faltas, porque hice cosas mal, a veces le hablé mal, no estuve a la altura de la madurez en muchas ocasiones, lo utilicé para desahogarme sin saberlo. Mi hijo me enseñó a descubrirme sin tapujos, a valorarme, a quererme. Ayer se graduó y lo hice yo también en silencio, él era el protagonista indiscutible, estaba tan guapo, ninguna arruga en su cara ni en su traje, aunque si lleva cicatrices en el alma de las que no le pude defender y de las que espero que aprenda para vivir más y mejor y no sean un obstáculo para su felicidad. 
Ayer mi hijo se graduó y vi la vida pasar desde esa butaca, me sentí tan poderosa, un sol muy amarillo, muy radiante del que se despliega el primer rayo. Un rayo con mucho carisma y personalidad, con una sonrisa poco frecuente pero tan poderosa como para que se rinda el mundo a sus pies. Ayer se graduó mi hijo y aunque es simbólico el acto, el recogió su poder, un poder social, emocional que tendrá que gestionar muy bien, para sembrar amor, justicia para cambiar un mundo que promete ser muy distinto.
Ayer se graduó mi hijo el mayor. El lunes iré a trabajar pero ya no seré la misma ni el tampoco, porque el tiempo pasa y cada escalera que subes profundiza tu mirada, amplía tu historia, una historia de amor plena, radiante que ayer le dio alas. Las alas de las decisiones.¡ Buen viaje de la vida hijo!.

lunes, 20 de mayo de 2019

¡CASI ME MUERO DEL SUSTO!

Ya me acosté inquieta, nerviosa, imprudente en mi control, desaforada por la frustración. Me costó lavarme los dientes y echarme las gotas del ojo seco, pensé que me iba a costar conciliar el sueño pero no fue así, caí rápido en un sueño profundo me hundí del todo en el colchón hasta tocar tierra. Hacía mucho frío y no entendía porqué no tenía zapatos, el pijama era de verano, el suelo rugoso pero algo me empujaba a andar. Estuve recorriendo un frondoso bosque, de esos de los cuentos, se oían voces que no me eran desconocidas aunque no sabía buscarles dueños, a veces de mujer otras de hombre mayor, tampoco se entendía lo que decían, parecían advertencias, parecían avisar de algo pero no vocalizaban era cómo si no consiguieran atravesar un muro de piedra que frenaba el sonido. 

Quizás intuía la palabra ¡cuidado! otras veces parecían decir ¡aléjate! pero yo me preguntaba de que y de quienes eran. Seguí andando aunque aligeré el paso, empecé a escuchar pisadas detrás y aumenté el ritmo. Quería encontrar mi cama, quería despertar pero no podía, un miedo aterrador conquistó mi cuerpo, deseaba saltar aunque fuera a un vacío incierto, pero el bosque no se terminaba nunca, seguí corriendo. De pronto apareció un marco en medio de tan tétrico escenario y no lo dudé me metí en él, allí todo era tranquilo, a penas corría una suave brisa de primavera, la arena era aterciopelada y apareció el sonido de las olas, ese maravilloso y relajante vaivén del agua. Me tumbe en la arena estaba agotada, me relajé tanto que pensé que me había dormido, cuándo escuché rugir al mar furioso y antes de que me diera cuenta estaba debajo del agua, me había engullido una ola gigante, dí mil vueltas, pensé que no pensaba, creí que no creía, sentí que no sentía pero supe que veía ya que salí a flote y parecía esperándome un maravilloso barco, había música romántica, parecían parejas bailando. Vislumbré un chico joven en una de las cubiertas exteriores, parecía ausente de la fiesta y poco después se tiró al agua. Creí que no podía, que no sacaría fuerzas pero lo hice, nadé hasta él, lo agarré por detrás e intenté acercarme para pedir socorro. Parecían sordos, mudos, ciegos. Nos estábamos ahogando y nadie nos auxiliaba, llegué a agarrarme a una de las escaleras del barco mientras él recobró la conciencia, balbuceaba  ¡quiero morir, quiero morir! me sentía solo.  Pensé con toda esa gente a su alrededor y se siente solo.

Por fin nos vieron y nos ayudaron a subir, todo el mundo parecía muy amable, pero algo extraño les pasaba en la mirada, era como si no tuvieran profundidad, algo me hacía presagiar que no eran humanos. Cuándo el chico recobró el conocimiento me contó que era un multimillonario y todos eran robots que simulaban ser amigos suyos, programados para hacer preguntas vacías. 
Eric que era cómo se llamaba tenía una página de instagram con millones de seguidores, pero todo era mentira, su corazón estaba lleno de humo, de ficción, de soledad. 
Esa misma noche después de descansar en un lujoso camarote, me arreglé con un vestido que me trajeron de lo más espectacular y me fui a tomar una cerveza, me tumbé en una butaca escuchando la canción de Let it be de los beatles, mirando la luna que estaba perfectamente redonda, me quité los tacones con los pies. 
Era una noche mágica hasta que empezó a llover y cada vez más fuerte. Empezaron a caer rayos y el barco zozobraba cada vez más. Intenté refugiarme, entrar por una de las  puertas, pero los movimientos bruscos me lo impedían. Caí y desde el suelo vi como el barco se precipitaba como por un remolino hasta quedar enclavado en arena. Todo estaba en silencio, empecé a correr escapando de la nada, adentrándome en un no sé, pero allí apareció un marco y tras él mi cama, me precipité hacia ella como si no hubiera un mañana, me arropé queriendo despertar. Sonaba Let it be una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Entonces me armé de valor y bajé la sábana y vi que era mi despertador musical, marcaba las seis de la mañana, ¡casi me muero del susto!.

sábado, 18 de mayo de 2019

TU ME MIRAS LENTO.

Tu me miras lento, firme, profundo
cuándo lo haces lo presiento, estás ahí.
siento que miras dentro como nadie lo hace
investigas y te sientes curioso, sorprendido. 


Cuándo te siento cerca, respiro mejor
porque me das hambre de vivir contigo
y sin ti vivo, y sin ti soy feliz, pero 
a tu lado me vuelvo tan tan distinta.

Me muevo despacio acariciando el aire
me siento tan libre y tan cuidada
porque tú me invitas a vivir momentos
llenos de luces de misteriosos velos.. 

Recorremos los túneles de la oscuridad
paseamos por la orilla de algún mar
visitamos los desiertos soleados
y volamos sin alas soñando nos juntos 
                               siempre.

domingo, 12 de mayo de 2019

PASADO EL MEDIO SIGLO, Y QUE?

Pasado el medio siglo de mi vida, me siento tan bien, con tantas ganas de hacer cosas. Las sensaciones nuevas internas que recorren cada rincón de un cuerpo muy curtido por el sol, la lluvia, las noches de sueños, las de estar en vela, las de pesadillas, las de consolar el llanto de los hijos, las noches de aluviones inesperados, aquellas que se hacen eternas queriendo que algo mágico ocurra y cambie tu entorno y te lleve a la calma, la noche de la esperanza, las de amor apasionado.
 Han pasado los años, ese era mi sueño de pequeña que pasaran rápido y ser mayor pronto. Creo que ya intuía que esto de ser mayor era guay, tenerte para ti sola, escucharte como nunca lo había hecho antes, mirarte al espejo con compasión, con respeto, con tranquilidad permitiendo a las arrugas estar sin más. Advertir que los verdes en la naturaleza son miles, desde los que se mezclan con amarillo, los que lo hacen con blanco, los azulados, y los verdes anaranjados. Mil matices de un color que siempre oxigena, da aire para volar como lo hacen las águilas, da igual que llueva ellas vuelan más alto con una belleza reina, soberana.
Mañana cumpliré años, pero lo más importante es que ya he cumplido con tantos deberes, con tantos condicionamientos, con tantos cumplimientos que a partir de ahora solo cumpliré lo que realmente quiera conseguir porque desde la libertad se sueña mejor.


viernes, 10 de mayo de 2019

EL DOLOR

El dolor es cómo una lapa se adhiere al cuerpo,
golpea por dentro entumeciendo todos los órganos.
El dolor arranca arresta y encarcela
es cadena perpetua para la mirada esperanzada.
Camina lento magullando el pensamiento
arañando las ganas de ver la luz de nuevo. 
El dolor amarga hasta apretar la garganta.
te vacía de palabras, te inunda de silencios 
dónde rumian los golpes del estremecimiento. 
el dolor duele por todos lados, cada esquina 
cada rincón ,te sientes agotada.
los gritos son silenciosos solo retumban dentro. 
El dolor te bloquea, te ata, te arrastra, te mina, te cerca...
El dolor es tuyo, solo tuyo, ese dolor tiene nombre,
ese dolor tiene apellidos.
Quizás haya que convivir con él, susurrarle  que le entiendes, darle la mano, confiar en él.
Entonces el dolor se marcha, abriéndote a la vida
sabiendo que está ahí y podrá volver de nuevo.


LA LUZ DE UNA VELA.

La luz de una vela no se apaga así cómo así. Si te quedas mirando la llama de una vela varios segundos hipnotizada por su energía, por su calor, cuándo cierras los ojos, sigues viéndola igual que con los ojos abiertos, absorta esperando que desaparezca, pero no lo hace.
No hay ser más observado para una madre que su hijo, no te cansas de mirarle, obnubilada de la manera más tonta, reconociendo la inmensidad de la naturaleza en su ser.
Si te lo arrebata la muerte, su luz sigue dentro de ti, como la llama de una vela, tan brillante, tan presente, pase el tiempo que pase.

lunes, 6 de mayo de 2019

¡ESTAR EN UN AY!.

 Llega el finde, ese que  necesitas cómo si no hubiera un mañana. Sabes que la semana es cómo es, que dura lo que dura pero a veces se hace eterna para tu cuerpo, una entidad con límites que sabe cuándo llega el viernes. Una tarde con muchas espectátivas pero que al final se queda en un nada, por que tu cuerpo necesita descanso aunque tu mente no pueda. Siempre en un ay. Porque los hijos desde que nacen te alimentan ese ay, ese instante en el que se encienden las alarmas, y tú cómo coche de bomberos o policía debes estar disponible, da igual que estés en la ducha, te acabes de sentar, tomes por fín el café que podías haber tomado hace dos horas por necesidad, o estés en el baño. No hay instante en el que no oigas ese profundo, agudo, sistemático mamaaaaaaa!. Que en la mayoría de los casos no corresponde a nínguna necesidad importante, sencillamente es para comprobar que estás de servicio las 24 horas al día los 365 días al año, sin descanso. Ya que si te vas, te llevas el móvil y en cualquier momento, lugar, tiempo puede sonar el mamaaaaaa!, ya sea porque no encuentra las llaves de casa, no sabe que merendar, no hay pan o le duele la cabeza.
Todo ello se multiplica por el número de hijos que tengas, así que a veces debes parar para preguntarte quién eres, dónde estás, a dónde vas... pués pierdes el norte mientras vas al trabajo, no sabes que camino tomaste, lo hiciste en piloto automático pensando que vives en un ay. Un ¡ay! estado de alerta continuo y muy exigente, de disponibilidad plena, en la que nadie te contempla y del que estás esclavo por decisión propia pero no por eso deja de ser duro, dificil, tarea ardúa complicada de manejar. 
Importante respirar para contenerse y mantenerse en estado disponible. 
¡Quizásss! se acabe dentro de veinte años, cuándo crezcan, tengan pelo en el pecho o quizás sea para siempre, creo que es lo más probable. Así lo veo con mi madre, 80 años recién cumplidos cargando con un ocupa y dos nietas. Su vida después de una eterna lucha no tiene esperanza. Sigue recogiendo desorden cual posesa, haciendo comidas, atada a horarios, meriendas, bocadillos, ropas y un etc... que la mantiene en un ay. 
Así que aunque lo de tener hijos tiene un lado romántico maravilloso, solo me queda la esperanza de decir el último y profundo ay cuándo me llegue la hora de descansar eternamente, quieras que no es un consuelo.
¡Felíz día de la madre!.