QUE FUERTE, ABUELA…
Las mujeres, esas que renunciaron a trabajar y a ejercer su vida profesional por dedicárselo a la familia, que se dedicaron a mimar a sus hijos con la leche de sus pechos, con el tiempo completo para ellos, que envejecieron en sus hogares, y que apenas supieron del ocio, de su tiempo, de lo que era un capricho, porque nunca tuvieron un sueldo, se dedicaron a criar, a mantener su casa impecable, atender a sus visitas, llevar a sus hijos al médico, ser educada y razonable, a callar la amargura porque pensaban que no tenían derecho a sufrirla, a atender a sus maridos, incluso a hacerles las maletas de los viajes, a llevarles el desayuno a la cama y a planchar, las manos envejecidas de tanto fregar, no tenían derecho a salir, bailar, gozar,… su jornada laboral no tenía límites, y quién las escuchaba, no podían entretenerse en echar una lágrima, en venirse abajo, en cuestionarse su vida, era en muchos casos una vida muy, muy triste.
El sexo era tabú, no sabían que era un orgasmo, estaban a expensas de los requerimientos de su marido, quizás tras su muerte, se enteraba que tenía hijos bastardos de sus viajes, que había sido cliente de esos putis de carretera, que a veces hicieron mella en su cuerpo, inocente ella sin saber que se lo habían contagiado, que tenían una amante, que conocía todo el pueblo menos ella, sufrió en silencio la soledad del hogar, la mujer no tenía derecho a nada, si a casarse, ser sumisa, obediente, recibir lo que su marido preciaba que debía de darle para administrar la casa, y podía emprender broncas con ella por no administrarse como él quería, por no estar preparada para sus mandatos, que tenía que cuidar a su suegra y a su suegro hasta que morían renunciando a la liberación después de la cría, pobres abuelas, pobres mujeres, pero hemos ido cambiando muy poco a poco, porque todavía seguimos viendo brotes machistas tanto de mujeres como de hombres, pero gracias a la formación intelectual y a la independencia económica se irá mitigando, el problema es la supremacía física incontrolada del hombre sobre la mujer, ya que la intelectual está superada, la universidad, los institutos están llenos de profesoras, mayoría ante el número de profesores, y quizás además de formar transmitamos con más hincapié la coeducación, tan importante para acabar con la gentuza que se aprovecha de la situación de debilidad de la mujer, como los asesinos de género, los abusadores, y los acosadores y siempre habrán mujeres que también lo hagan, pero francamente en los hechos nos apoyamos, son más los hombres. Y la polémica llega ahora, porque seguimos trabajando en casa hasta las tantas, cocinando, llevando a los niños al pediatra, agobiándonos con las notas, con los exámenes, con las visitas a los tutores y reuniones, con los problemas de nuestros hijos, la diferencia con nuestras abuelas es que además trabajamos, tenemos una vida profesional, y nuestro sueldo, y no tenemos que aguantar todo el resto, porque la independencia económica es un gancho hacia la libertad.
Cuánto valemos chicas!!!!!!!
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