domingo, 30 de septiembre de 2018

¿PORQUÉ LOS HIJOS NO ESCUCHAN A SUS MADRES?

¿PORQUÉ LOS HIJOS NO ESCUCHAN A SUS MADRES?
¿PORQUÉ LOS ALUMNOS ESCUCHAN MENOS A SUS     PROFESORAS?
¿PORQUÉ LOS HOMBRES NO ESCUCHAN A SUS MUJERES?

Varios pueden ser los motivos del ¿por qué?, los hombres no escuchan a las mujeres en sus planteamientos, quejas de pareja, problemáticas varias. Algunos de los estudios con base científica que he encontrado y que explican que quizás sea la familiarización de una voz que han escuchado desde que estaban en la gestación y durante toda la infancia, tres veces más que la de los padres, quizás esta sea una de las causas, se han acomodado a una voz, a su tono, y melodía que ya no la escuchan. El segundo estudio dice que la estructura del cerebro del hombre no está capacitada para escuchar mucho tiempo a la mujer. Así nos va, en fin aquí están los estudios.

La voz de las mujeres es tres veces más escuchada cuando los hombres y mujeres son bebes que la de los hombres, ¿por qué?

Un estudio, elaborado por investigadores del Hospital de Rhode Island y publicado en la revista "Pediatrics", se titula "Gender Differences in Adult-Infant Communication in the First Months of Life" y analizó la interacción con sus padres de unos 33 bebés nacidos a término.
Para llegar a las conclusiones anteriores se colocó una grabadora en los momentos en que padre y madre estaban con el bebé, en tres fases diferentes (un total de tres mil horas de grabación): en el hospital, con el bebé recién nacido y más tarde en casa, cuando tenían alrededor de un mes y cuando tenían ya siete meses.
Se descubrió que las madres hablan a los bebés tres veces más que sus papás, y también que hay más comunicación de ida y vuelta, más "feedback", entre mamá y bebé que entre papá y bebé. Además, la mamá habla más con su bebé niña que con los varones. 
En concreto, las madres respondieron entre un 88% y un 94% del tiempo a las vocalizaciones del bebé, mientras que los padres solo respondieron entre un 27% y un 33% de las veces.
Otro estudio dice  que La voz de la esposa o la suegra hartan al hombre pero, cuidado, que no es por la costumbre, sino que está científicamente comprobado que la voz de las mujeres agota el cerebro del hombre.
Esta reveladora conclusión fue publicada por Neuroimage, una revista de ciencia en la que el profesor Michael Hunter de la Universidad de Sheffield, relata que los tonos femeninos acaparan toda el area auditiva del cerebro, mientras que la voz de los hombres solo el area subtálmica según relata el diario inglés Daily Mail.
Es por esto que en ocasiones las mujeres llegan a quejarse o no se sienten escuchadas por sus compañeros sentimentales, ya que estos desconectan por una razón puramente fisiológica. Así que la próxima vez que se sienta ignorada, recuerde que es algo biológico que el hombre no puede controlar. 

No sé, creo que la naturaleza no se ha portado muy bien con el hombre, ahora tiene sordera selectiva.


sábado, 29 de septiembre de 2018

LOS LÍMITES DEL PODER SOBRE UNA MISMA.

Todo el mundo tiene el poder de hacer sobre sí mismo, de corregirse, de deshacer para hacer mejor, el poder de la mente es fuerte, claro y preciso cuándo has estado mucho tiempo realizando submarinismo en aguas profundas de tu interior, cuándo escuchas la verdad de tus adentros, y eres cómplice, interpretas y traduces a la perfección lo que tu yo interno te comunica, muchas veces nos suplica comprensión y no estamos ahí para escucharlo.
Ella, tenía los poderes de la perfección pero un poder tirano, en ella se desbordaba, era como el agua vertida en un vaso que no cesa de llenarse. Su mente Espartana, disciplinada, y meticulosa no controlaba el poder sobre sí misma y se volvió contra ella torturándose y castigándose. Quería medir como una regla, pesar como una caricia, esa que no era capaz de darse. No quería mirarse en un espejo, lo que veía era dolor, imperfección, distorsión. Sus ojos se dejaron engañar por una mente poderosa endiosada pero desquiciada por la medida y la perfección.
Un poder que había que encauzar, abrigándose en el cariño propio, en la compasión, abriendo un resquicio en la ventana de su interior para que disfrutara de su propio silencio, ese que se había negado así misma, de esa paz que nunca encontró, ponerse unas zapatillas de deporte para andar por dentro recorriendo el funcionamiento majestuoso de cada uno de sus órganos, de sus vasos, de su sangre, acogiendo con serenidad cada uno de los latidos de su corazón reconociendo el funcionamiento de su máquina, un engranaje perfecto. Aprendiendo a amarse, acariciarse y ejercitando su mente en ser piadosa con ella, en ser justa, y no dañarse más, no esclavizarse más, no someterse al dolor de verse imperfecta, si no tornarse en el poder de reconocerse cada vez más maravillosa aunque no se ajuste a ninguna medida ni condicionamiento.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

SONRÍE, CUANDO EL DÍA AMANECE TORCIDO.

A veces parece que te levantas con mal fario. Te levantas huyendo en un coche, te das de frente con un muro de piedra, solo te acuerdas de una palabra que había escrito en él justo antes del accidente ¡puta!, no sabes por qué esa palabra, tampoco sabes quien te perseguía, pero estás agotada de huir, quizás fueron las luces del coche que iba detrás el que produjo el destello que me deslumbró y produjo mi despiste, el cuerpo duele de una mala noche y coges el despertador, Dios mío gritas llego tarde, no ha sonado el gallo y corres a tomarte el resto de café, frío y amargo que queda en la cafetera, no te da tiempo a ducharte y la raya del ojo, hoy va torcida, no encuentras el perfilador  de labios y la hidratante de cara que te echas es un endurecedor de uñas, con lo que llevas un picor de cara y sales con ella de casa enrojecida. ¡ Que desastre!.
Te montas en el coche, e intentas arrancar, pero te dejaste el aire acondicionado puesto y las llaves, gritas ¡ joder, la batería !, no me lo puedo creer. No sabes si coger la bici, un taxi, hacer autoestop, o morirte. Decides llamar al taxi, se presenta tarde, huele a tabaco que apesta, se te han olvidado los libros de tu hija que tenías que llevarle al instituto con el acelere, y el pantalón que llevas puesto que lo pediste a Aliexpréss está roto por la costura lateral. se te ha olvidado la cartera en el sofá buscando las llaves del coche, y un joder más fuerte aparece en tu boca, las llaves de casa puestas por dentro. Mientras te bajas del taxi corriendo y con la camiseta manchada de sudor por los nervios de llegar tarde, vas a buscar las llaves del pabellón donde te esperan tus alumnos, y no las encuentras. El camino hasta la puerta es un sendero verde y tu imaginación se dispara mientras dices un profundo ¡A tomar por culo!, si aparece un león, un psicópata, un tractor con un conductor ciego no pienso resistirme me sentaré y respiraré profundamente. Hay días para los que deberíamos tener un comodín e igual que se dice pasa palabra, poder decir quiero acostarme y disfrutar desde cero de un nuevo día.

lunes, 24 de septiembre de 2018

MARIA, ES LIBERTAD.

¡María!...¡María! gritaba su madre, mientras iba corriendo detrás de ella, pero María corría con su bicicleta, pelo al viento al igual que la muñeca que llevaba detrás de la espalda dentro de una mochila con la cabeza y los brazos abiertos, dentro cuatro o cinco más pero solo la sirena tenía el placer de volar con ella. Mientras conducía su bici gritaba como una  loca, a sus seis años sentía la vida a flor de piel, con toda las emociones que se despertaban en su cerebro, una cabeza que solapaba trastada tras trastada, en este momento era escapar de cada instante imprimiendo velocidad a unos pedales que de vez en cuando tenía que soltar por que se pasaba de vueltas. Su madre se cansó de gritar, y María paró gracias a un seto, las ramas frenaron su ímpetu y dejaron que su madre por fin se acercara para decirle una vez más que fuera más tranquila que el tiempo se le escapaba entre los dedos, y los instantes se disolvían en el suelo como las gotas de lluvia en el suelo húmedo.
Seis años de nervios y emoción de descubrir, para su madre seis años de arrugas, cada cicatriz de su cuerpo, cada quemadura, cada golpe, cada susto habían hecho mella en el rostro de Penelope, una madre que vivía con el alma en vilo, con el móvil en el bolsillo, con el pensamiento en María, ella había conseguido que su vida tranquila y sosegada se hubiera convertido en una montaña rusa que solo paraba cuándo se iba con su padre, entonces cerraba los ojos y pensaba ¡que sea lo que Dios quiera, ojos que no ven corazón que no siente.
Nunca pensó que una casa pudiera ser tan peligrosa, pero cada agujero era una inquietud para la niña, por eso casi se queda electrocutada al meter unos palitos por los agujeros del enchufe del baño, primero asomó los ojos para ver si se veía la vivienda del ratón Pérez. Su padre le puso la pequeña puerta del ratón en la pared y claro por algún lado tenía que estar tumbado en su butaca, esperando que sonara el timbre o la sirena para salir corriendo a recoger el diente de María, o verle cargado con los regalitos que siempre le dejaba, un lápiz de jirafa, una sacapuntas, un juego o un caleidoscopio.
Otro día decidió utilizar la cuchilla quita pelos de mama por su pequeño cuerpo como tantas veces lo había hecho ella, gracias a que decidió probar antes con una de sus muñecas y apareció mamá al ver que estaba tan callada.
Y así una detrás de otra, la vida de María pendía de un hilo y también su integridad física por su ansia de descubrimiento, un peligro que solo podía evitarse con una vigilancia que a veces flaqueaba por cansancio y con el crecimiento, algo que a Penelope, su madre se le hacía lento y costoso. 
Los condicionamientos se encargarían de encauzar ese rebelde comportamiento, de domar ese carácter, pero pasado los años María sigue queriendo conducir con las ventanillas abiertas, sintiendo que todavía siente la libertad, el viento en su pelo, y como los instantes se disuelven como gotas de lluvia en el suelo húmedo.

domingo, 16 de septiembre de 2018

LA MEDIA MARATON EN SÁNTANDER.

En julio me metí en el ordenador, busqué calendario de carreras, y ahí estaba la media maraton. Y así como hago las cosas me apunté, enlazando una lesión con otra y con más valor que el alcoyano como dice mi madre que es alicantina. Parece un poco absurdo pero lo que se dice empecinarse en hacer algo, ponértelo como objetivo y no parar hasta conseguirlo.
 Hace 15 días lloraba desconsolada delante de mi hijo el mayor después de preguntarme que me pasaba, que me veía cara de tristeza y le respondí que tenía un día malo, había salido a entrenar y volví muy dolorida a casa . la esperanza de correrla se iba al traste, pero seguí intentándolo por que el que quiere puede, y el que piensa que puede lo consigue, y si no quieres no puedes y no lo haces. Con esta milonga fui al conserje de mi nuevo instituto en una filosófica conversación  de la vida donde apareció la dichosa frase, que le trae por el camino de la amargura y todavía no he encontrado el momento de aclarársela así  que parece un poco reticente a hablar conmigo no sea que le vuelva loco. 
No paré hasta conseguirlo, como si fuera un atleta de élite, me dí el capricho de visitar al fisioterapeuta que aliviaba pero no quitaba el dolor. Y seguí entrenando más mal que bien con la ilusión de correrla y con el propósito de hacerlo bien.
Por fin llegó el día 4500 corredores 3,2,1 y a correr, adelantando e intentando que la cabeza no lo echara todo a perder, sufriendo cada minuto para darlo todo y no arrepentirme luego de no haberlo hecho mejor.
Así fui todo el camino insistiendo en no bajar el ritmo, yo misma me decía ¡estás sufriendo!, pero es lo que querías, pues a darlo todo y así lo hice lo dí todo todo. Así que terminé feliz y orgullosa, y para colofón la foto con Martín Fiz, la leyenda del atletismo español.
Ahora estoy como si me hubiera pasado un tren por encima de las piernas y me hubiera quedado con los raíles dentro, pero estoy muy orgullosa, ¡tanto! que no me quito la sonrisa de la cara. 
Y así es la vida, he prometido a mi madre no volver a correr en mucho tiempo, que me duele hasta el alma, pero puede ser que mañana me levanté y me apunte a la próxima carrera.


sábado, 15 de septiembre de 2018

DÍA 14 DE SEPTIEMBRE EN EL SUPERMERCADO.

María llamó a su nieto Alejandro a voces, está adolescente y a esta edad sufre sordera, pero María insiste, le llama una y otra vez, hasta que Alejandro aparece. Su hija y su marido ocupan su casa desde que le desahuciaron, la niña con cuarenta años trabaja a media jornada en una peluquería de una residencia de la tercera edad y cobra 400 euros al mes, El Paco lo hace de vez en cuando si su amigo Monchi lo llama para ayudarle a tunear coches a la carta. Su nieto ya vivía con ella antes del trágico suceso y lo mantenía ella. El Alejandro es buen chico, aunque un poco desordenado, sordo a conveniencia, y vago. a pesar de sus 14 años la abu todavía le da el puré de garbanzos en la boca, dice que gasta más enegía en comerse el plato que lo que los propios garbanzos le proporciona. Ahora sí los donuts y demás pastelería precocinada no le da pereza, así que tiene más lorzas que un sharpei.
La Mari no se acuerda de la última vez que llevo el coche a la itv, tiene estudiada la hora en la que hay menos posibilidades de encontrarse con la guardia civil de tráfico y es la hora de la comida, esa es sagrada para el ser humano, por eso entre las 2 y las 4 hay tan poca gente en el super. A ella eso le viene bien, ya que nunca se vio tan apurada económicamente y ya la conocen en el  supermercado Día por sus problemas con su tarjeta de crédito, nunca funciona y siempre lleva poco dinero en el bolso así que tiene que devolver las cosas que compra hasta que coincide el importe con los diez o quince euros que lleva en su viejo monedero. Al principio le resultaba difícil seleccionar lo que devolver, pero ahora lo hace rápido, la prioridad es su nieto, así que devuelve el arroz ante que los donuts.
Era día 14 y allí fueron de nuevo a comprar, era mediodía llegó a la caja y lo de siempre, mientras buscaba y seleccionaba lo que devolvía, pasaron la compra de otra señora que disimuladamente no podía dejar de mirarla con compasión, quería ayudarla pero no sabía como. Pasaron su compra, un carro lleno y le cobraron más de 100 euros, debía de tener muchos hijos, pero claramente su situación era solvente. Cargó las cosas en bolsas y salió con el carro para cargarlas en su coche un audi de alta gama. la señora se quedó mirando un coche que había aparcado a su lado y observó que en el cristal delantero no tenía la pegatina de la itv, era destartalado, las ventanas no tenían cristal, y estaba lleno de golpes, le faltaba uno de los espejos retrovisores. Dentro había un chaval de unos 14 años jugando con una carcasa vieja de casset, haciéndose selfies e imaginando que hablaba y whatsappeaba con un amigo. De pronto salio la Mari  con su carro de la compra casi vacío llamó a su nieto que por supuesto no la escuchó, metió la compra en los sillones de atrás, ya que intentó abrir el maletero pero no pudo, cuándo fue a devolver el carro. La señora del Audi dejó caer discretamente un billete de 50 euros,  la Mari corrió a dárselos  no son míos dijo ella. Entonces entró en el supermercado y se llevó todo lo que allí había dejado, era creyente, estaba claro que Dios se los había mandado.

jueves, 13 de septiembre de 2018

¿POR QUÉ?.

No te conté el por qué, porque el por qué no importaba,
El por qué lo silenciaste con los gritos, esos que dabas.
Nunca dejaste de gritar para calmar tu alma,
que se armaba de fuego con cada mirada.
No te conté el  por qué, porque el por qué no importaba
por que dejaste la puerta abierta  para cerrar las ventanas
a penas un resquicio de aire por el que ventilaba.
porque el por qué no importaba cerré los ojos al alba,
para callar el infierno del por qué me aterraba.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

El MÓVIL.

Había una vez un móvil lleno de actividad, era un móvil muy solicitado, sonreía con los continuos emoticonos que su dueño mandaba vía whatsapp, funcionaba a la perfección. miles de selfies y vídeos, los mensajes se disparaban a la velocidad que imprimían sus jóvenes dedos, compartía su vida con el universo y la nube, pero nunca lo hizo con el sol, ese que llevaba dentro y que no dejó salir jamás.
Su galería repleta de sus fotos, sonriente, con morritos, o poniendo los dedos en uve, tenía miles de seguidores en instagram y twitter. Pero su dueño estaba triste, una melancolía que resoplaba en cada una de sus respiraciones, esas que no engañan en las fotos, era incapaz de estar solo con el mismo, necesitaba los continuos me gusta, los likes, una dependencia de la ficción que le hizo un auténtico esclavo, sin escucharse, sin recibir los mensajes del interior. Cultivo el germen de los falsos aprecios, de los falsos te quiero, de los falsos me gusta, pero la realidad era una soledad profunda que cuándo se cernía sobre él se le cerraba la glotis y no encontraba adrenalina que le aliviase. 
Un día escribió un último mensaje a sus ¿amigos? y lo eliminó, nunca más volvió a encender el móvil. 
Se perdió en la nube y en el universo como motas de polvo, pero aún así sigue en la nube sonriendo con sus dedos en uve y miles de me gusta que ya no enmascaran su infierno.