jueves, 13 de octubre de 2022

El GUISANTE MORADO.

 Érase una vez un guisante verde, enojado y gruñón. Siempre estaba descontento, ansioso, y triste. ¿Cuál era la actitud del guisante?, ¿Por qué estaba así?. No le gustaba su color verde.

Un día habló con sus padres, les dijo que no se sentía bien con su color, quería cambiarse el color a morado. Los padres viéndolo tan afligido y apenado decidieron llevarle a la peluquería. Ese día, cuando se vio morado se emocionó, estaba super ilusionado, salió orgulloso de la peluquería y al día siguiente fue al cole. Su sorpresa, nadie le reconocía, y los que lo fueron haciendo le llamaban despectivamente arándano. El reaccionaba enfadado: ¡No soy un arándano, estáis ciegos, soy un guisante morado!.  

Entonces, salió rodando, llorando y malhumorado. Cuando se cansó de rodar, se sentó en un banco al lado de una fuente, se lavó la cara y se vio reflejado en el agua. Era un precioso guisante morado. Sonrió de lado a lado, por fin era lo que quería, estaba feliz. Se dio cuenta de que no tenía la necesidad de reaccionar ante todos aquellos que le llamaban arándano, solo era necesario que el supiese lo que realmente era. En ese instante, decidió no luchar más. ¿Qué más da lo que pensaran los demás? Era un guisante morado y los que realmente se interesaran en conocerle, le querrían y lo verían Así.

Ese día, recobró la alegría y cada paso fue una danza para él. Disfrutando de su tamaño, de su forma y sobre todo de su color.