Bebé...no Bebe
Era una mañana de junio, soleada pero para mi nublada y oscura, apagado el día y yo, me dirigí al hospital ,conduciendo el coche, no me acuerdo , no me enteré de como fui, quizás puse el automático mental, pero llegué, salí del coche, contraida con las piernas apretadas, no queriendo que saliese nada, esperé en la puerta que abriesen, me citaron a las 8,30, vi como se acercaba una mujer, embarazada, llena de luz y de vida, las dos nos sentamos juntas, ella al lado de su marido, estaban nerviosos, y con ganas de ver la cara de su bebé. el sol y la sombra, la alegría y la tristeza, la moneda de la cara y la de la cruz, yo era el otro lado de la moneda, estaba metida para dentro, muy triste y con pena de que se hubiese marchitado la vida que venía dentro de mí. Se me acercó la enfermera y me dijo, señora hemos visto que tiene más hijos, y sólo hay sitio para usted en la planta de neonatos, ¿le importaría que después de la intervención vaya usted allí?, espero dijo no le importe oír llorar a bebés, claro que no, respondí yo. pero no recuerdo un tipo de tristeza igual, profunda, muy honda, arraigada hasta que vino la pequeña de mis ojos.
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