martes, 28 de enero de 2020

BARBIE EMPRESARIA.

Erase una vez una muñeca llamada Barbie, descendente de la Nancy y bisnieta de la Mariquita Pérez, muñecas ya articuladas por aquellos tiempos, que supieron andar cuándo la sociedad inutilizaba a la mujer con los no puedes, ni tienes y si debes.
La pandi de Barbie era muy diversa, en ella estaban las Moster high, las bratz, las Polly Poquet, las barriguitas que se salen de medida, pero no tienen complejos y sus rodetes enamoran. La Frozen, tan fuerte y decidida.
Barbie, trabajaba para Geogle, tenía una mentalidad estratégica, energizada y ambiciosa. Sus estudios en ingeniería de la informática y su grado superior en animación 3D, le abrió muchas puertas nada más salir de sus estudios académicos.
Vivía en Silicon Valey en California.
Barbie, meditaba a diario, era una persona afable y conciliadora. Había algo que la perturbaba y cuestionaba a diario, su relación con Kent. Llevaba una relación de novios desde los quince años.
Kent se dedicaba al mundo bursatil, era muy competitivo, su mente siempre se adelantaba al presente, siempre con la previsión de los posibles resultados.
Todos los días la recogía con su coche en la puerta de la empresa para tomar algo. Barbie salía exhausta, lo daba todo en el trabajo y siempre se encontraba con un Kent que progresivamente se había vuelto irascible y enfadado. Intentaba camuflar lo que al final salía a la superficie con comentarios tóxicos y dolientes como: ¿ Barbie no vas muy corta hoy?, Barbie solo te arreglas para trabajar, cuándo vas conmigo no te pones esa ropa, Barbie debes cambiar tu pensamiento, ser así no te llevará a una continuidad en ese trabajo. Eran comentarios a los que ella se había habituado y no era consciente del daño que le hacían.
Aquel día, cuándo meditaba algo rechinó en sus oídos. Se empezaron a agolpar todos y cada uno de las tóxicas palabras de Kent y un profundo ¡cambia!, arroparon sus pensamientos, hasta lo vocalizó
con su suave pero tajante voz, tan segura de sí misma como estaba en su trabajo y tan frágil en su vida personal.
Al día siguiente, pidió salir dos horas antes, mientras caminaba hacía el parking, se soltó el pelo, dejando caer su escalonada melena por su espalda y sus hombros. Se descalzó y se desabrochó la chaqueta. Se metió en su descapotable, un fantástico porche rosa con las letras de Barbie en dorado, como sus bucles, que como ondas elípticas cubrían su espalda. Metió primera, lanzando el móvil en los asientos de atrás. Condujo hasta la Bahía, se fue quitando toda la ropa, liberándose de cada comentario de Kent, supo que se desprendía del apego. Se fundió en el agua hasta desaparecer de la superficie. Sabía que cuándo saliera no sería la misma. No volvería a los barrotes de las palabras, buscaría la libertad en el cambio. Se merecía una vida personal feliz llena de sueños y deseos acordes a su grandeza, esa que le hacía ser una mujer de pleno éxito.

lunes, 27 de enero de 2020

LA EMOCIÓN DE DESPERTAR.

Esta mañana cuándo escuché el despertador que tengo en el móvil, en el baño, encima del vater, con todo mi caos, toda clase de artilugios para volver decente una cara somnolienta. Me bebí un vaso de agua mágico que despierta mis vísceras perezosas y hambrientas. Les doy el vaso de agua para que vayan desperezándose y me dejen meditar una hora. Hoy tengo un nuevo reto, pasar de la alfombrilla a la silla. Tengo miedo a que mis reposaderas protesten por tan duro material y no me dejen consolidar la sesión de trabajar mi centro de atención. Pasar de las ondas betas de nivel uno a las alfa, esas que permiten descubrir un mundo lleno de invención y visualizar personajes de todo tipo, para una nueva historia. Pero va a ser que no, el reto me va a pasar factura y voy a estar muy centrada en mis riñones. Aunque visualice cada parte de mi cuerpo inhalando y exhalando aire, llenándome de energía y soltándolo, expectante de las sensaciones. Los riñones erre que erre, me reclaman y protestan.
Cuando ya me harto, miro el reloj, han pasado cincuenta minutos. No está mal para el primer día en esta nueva posición. Me levanto contenta y no preocupada, sé que lo voy a conseguir. Poco a poco.
Si algo importante me ha enseñado la vida es saber esperar.
Hoy, está nublado y llueve pero no deja de ser un día fantástico para empezar la semana. Para descubrir muchas cosas, para abrir un mundo de posibilidades, para visualizarte feliz. Desarrollar el altruismo con tus acciones y palabras. Si lanzas estrellas al cielo, caerán chispas de hermosas luces. 
Quiero compartir contigo todas esas chispas de energía positiva, que te impulsen a vivir con lo mejor de una. Aplaudamos nuestra existencia. ¡Cuídate, sin ti, nada sería lo mismo!. Feliz semana.



jueves, 23 de enero de 2020

RESETEARME.

Estoy en el camino del reseteo, no sé como llegué hasta aquí, sé que tengo muchas cosas maravillosas en el aquí y ahora, pero no me acuerdo del pasado. He debido de ser una persona inteligente, valiente y curiosa, muy obstinada en conseguir lo que se planteaba y con paciencia para saber que llegaría. 
Sé que despilfarré momentos aferrándome a muchos recuerdos que por fín olvidé, que ya no están, que ya no rumian y no tienen ningún protagonismo. Se acabó. Ya no miro atrás y las imágenes de archivo no condicionan cada amanecer, cada instante de lo nuevo.
Ahora entiendo que dejé atrás el victimismo, los por qués, los no entender, la búsqueda de respuestas que no dependían de mí. Dejé fluir el pasado como un viento que pasa por tu ventana zarandeando los cristales y desaparece, sin asomarme para ver como se marcha y las secuelas que dejó en el cristal , el marco, y las puertas. 
El camino comienza cada día en un punto diferente, sin vereda recorrida, sin caminantes atrapados en el recuerdo, sin ampollas en los pies. Se abre a cada paso infinidad de oportunidades. Mi mente recibe cada oportunidad con el  asombro de lo nuevo. No me atrapan las palabras ni me arrinconan el
gesto. Siento una fuerte energía que va más allá del cuerpo, una furia de vivir sin haber vivido antes, de recibir amando los momentos, de apreciar la magnitud del universo, de verme navegar por la vida a barlovento. Dejando fluir el manantial interior que inunda ese cosmos, llenas de partículas atómicas que bailan sin ton pero con mucho son, en el mundo de las emociones positivas, de las posibilidades, de las alternativas.
Quiero sumergirme de lleno en lo cuántico, en ese universo lleno de variabilidad, en descubrir mis capacidades, mis mundos diferentes, mis únicas verdades, esas que se bifurcan y me hacen ser diferente cada día, mejor que el anterior, imparable, enérgica.
Por fin desatrapada, desencarcelada, liberada, reconciliada, respetada, impulsada. Quiero perder del todo la cordura de lo que soy, para convertirme en lo que no soy, en dejar de ser la que era para traspasar horizontes y dejarme fluir como una hoja que rompe con la teoría de Newton y a la que no se la puede predecir, ni controlar.
Mi nuevo mundo empieza ahora.

martes, 21 de enero de 2020

MAMÁ, QUIERO SER ARTISTA.

Mamá quiero ser artista, quiero ver la vida con mil ojos diferentes, 
ponerle tacones de gitana al sol, para que baile por sevillanas.
Quiero subirme a los árboles para asomarme a los nidos y 
contarle a los pajarillos cuentos de piratas, de fantasmas con asma y 
de monstruos cariñosos que se asoman a tu cama, para darte abrazos
calientes, sumergirte entre sus pelos. Cuentos de miedosos valientes 
de cobardes intrépidos, de magos sin varita pero con magia en las palabras, 
Mamá quiero ser artista, caminar entre los diferentes colores del cielo,
sumergirme en los océanos, cantar con los peces un aleluya placentero,
de esos que te llenan el alma y te vuelven intrépido.
Quiero coger la escoba de una bruja cualquiera, volar alrededor de la luna,
bajar a toda velocidad, parar a un centímetro del suelo, para salir corriendo y
cabalgar en un caballo morado con la crin de mil colores, cruzar tierras, 
montañas y mares. Visionar una preciosa y luminosa ciudad llenas de globos.
Tropezar en una enorme piedra y volar hasta uno de ellos, pinchar lo con la cremallera de mi pantalón y salir disparada hasta colarme dentro de una casa por una pequeña ventana, y aterrizar junto a una acogedora chimenea.
Mamá, quiero ser artista infinita, quiero decorar el mundo de emociones, 
quiero liberar al miedo, y quitarle poderes a la ira, al enfado, a los me muero y alimentar los te quiero.
Quiero abrir un escenario de telones infinitos, de voces que impresionan, que sorprenden que emocionan que llenan el alma de ganas de vivir.
Quiero subir en un trapecio, subir sin dejar de subir, quiero ver la tierra girar sin sufrir, 
Mamá, quiero ser artista, quiero ser decoradora de interiores, llenar el espíritu y el ama de las personas. llenarlas de amor, de cariño,  de respeto, de altruismo, de empatia,  de sonrisas y mas sonrisas.
Mamá, quiero ser artista...
¡Y yo quiero que seas, una artista maravillosa!.

lunes, 20 de enero de 2020

DEJA QUE LA VIDA TE SORPRENDA.

Deja que la vida te sorprenda, con un precioso amanecer.
Deja que se abran todas tus ventanas a un precioso paisaje.
Deja que el viento te acaricie, como el tul al terciopelo,
Deja que tus pies contacten con el frío suelo y traspasen la
frontera de lo que es, por lo que parece y lo que puede ser.

Deja que fluya tu cuerpo en un mar de mareas,
Deja que vuelen tus pájaros en un cielo sin fronteras.
Deja de mirarte en un espejo encorsetado, cuélate en el abismo
de lo pluridimensional, viajando sin pasaporte por los límites
de lo desconocido. Gritando en el placer del descubrimiento.

Deja de estar, de ser, de querer para volver a hacer y descubrir,
caminos impensables que parecían no existir en el mundo conocido,
expande tus múltiples conexiones como un cableado multicolor,
que agrande tus perspectivas, que rompa tus barreras, que te haga fluir
a un mundo de miles de entradas y salidas, de cientos de posibilidades, de infinitos puntos de luz que convergen en ti.

miércoles, 15 de enero de 2020

LO MEJOR QUE ME PUDO PASAR.

Lo mejor que me pudo pasar,
ha sido encontrarte en mi camino.
Lo mejor que me pudo pasar,
fue olvidarte y dejarte marchar.
Lo mejor que me pudo pasar,
fue quererte hasta lo cansino,
abrazarte y querer dártelo todo,
sin poder hacerlo.
Me sentí perdido, cuando te dejé,
pero debía caminar, así lo sentí,
pararme sin más y fingir no mirar,
no sentir, no pensar nunca en ti.
Necesitaba encontrar lo que tras
muchos años perdí, desprotegerme
de todo lo que me blindaba y a su vez
aprisionaba, para olvidar quien fui,
dejar de ser yo, para vivir en la desnudez
ver la vida con ojos de aprendiz.
Olvidarme del tiempo y del transcurrir.
Nacer de nuevo desde mi epicentro, 
crecer por dentro, olvidándome de la 
madurez, de los cincuenta, de lo que 
se espera de uno, de esos debes dañinos.
Dejé de luchar contra mi, para aliarme 
con mi nueva identidad, a la que no le 
prometo nada, pues conociéndome ya,
puedo abandonarla sin ningún escrúpulo.






martes, 14 de enero de 2020

LA METAMORFOSIS.

Sentada frente a la ventana, espiando al viento malhumorado de un día nublado de enero, observando las ramas ladearse y las hojas caídas del otoño viejo. Me perdí de mi para descubrirme de nuevo, me dejé en ese bosque perdido en los sueños y crecí de nuevo, abandoné la piel y el resto del verso, ese que escribí sin quererlo, sin ser consciente del camino bello. Restando las posibilidades de este gran universo.
Acepté una nueva creación en un mundo nuevo, lleno de nuevas vistas, paisajes, colores, deseos e intenciones. Dibujé la persona que quise ser, con un trazo firme y seguro, con un corazón rojo perfumado de una mezcla de azahar y regalí negro, con unas manos grandes para abrazarme y quererme, y unos pies de gran talla y peso que dejaran huella y emoción en cada persona que me cruzase que estuviera abierta a la pasión de la vida, a lo positivo, a navegar con rumbo a la libertad.
Quise ser consciente de mis virtudes y mis defectos, le puse una mordaza a la amigdala que me secuestraba con la ansiedad y el miedo. El lóbulo prefrontal dejó de estar aturdido, tomando las riendas de todo, domando a la fiera caprichosa, impulsiva y salvaje que llevaba dentro. 
Entonces se desvaneció el tiempo, sentí el impulso del deseo, la motivación y me alié con la naturaleza y el universo. 
Caminé por encima del agua, volé por los cielos, me perdí en la galaxia, exploré el subsuelo. Supe caminar, queriendo hacerlo. Sabiendo que la lluvia de meteoritos podría aparecer en cualquier momento y sin temer su enfrentamiento.
Me volví una loca entre los cuerdos, entre los debes, entre los quiero, entre los cutres y los recelos. 
Me abandoné a los fluidos del no pensamiento, a una realidad inexistente, a un objetivo potente, a una metamorfosis rebuscada de un interior camuflado en un disfraz, que dejé en ese bosque perdido en los sueños y crecí de nuevo, abandoné la piel y el resto del verso, ese que escribí sin quererlo, sin ser consciente del camino bello. Restando las posibilidades de este gran universo.

viernes, 10 de enero de 2020

LAS QUEJAS.

Las quejas continuas, los suspiros profundos, los ay mi madre, los no lo puedo soportar, los estoy hasta los cojones, los me tiene hasta las narices, los que ganas de vomitar, los que rollo, es lunes, los hijo puta, los tontos y demás insultos, los no llegarás a ninguna parte, los gilipollas, los voy de mal en peor, los no me aguanto a mi mismo/a...
Resta, siempre resta en tu vida, te resta calidad de vida, te resta oportunidades, te resta creatividad, te resta amor, te resta cambios, te resta tolerancia, te resta años de vida ya que te contamina de palabras tóxicas, como dice el libro para niños de Anna Morató, de mayor quiero ser feliz. Te resta de ser feliz. 
Además como los plásticos envenenan a los peces, envenenamos al resto del mundo restando, siempre restando.
Los agradecimientos y no dar todo por hecho, suma. Suma los gracias a la vida, gracias a cada despertar, al sol que amanece, a la lluvia que acontece, al arco iris, a las montañas, a la familia, a la salud, al trabajo, a las oportunidades, a la luz, a ver y oír, a poder andar, a degustar , a disfrutar. Gracias a esos segundos que corren por mis venas, al pasado que me nutre y me da experiencia, al presente que afronto con ilusión, al futuro que aunque no me importa demasiado, ni espero con premura, sé que está ahí de manera inminente y en él guardo mis anhelos, construyó paso a paso con el entusiasmo de disfrutar de lo más preciado la vida.
No quiero fumarme la vida, quiero degustarla como si fuera cada segundo el último bocado de un delicatessen que fuera a disfrutar mi boca y que su esencia tarde lo más posible en desaparecer en mis pupilas gustativas. 
Disfrutemos de la vida, cada segundo como si fuera cada uno de ellos el primero de nuestro más importante sueño.

miércoles, 8 de enero de 2020

PRIMER DÍA DE CLASE DEL 2020

2020, año par. El año con proporción áurea, apenas ha empezado y no quiero que se acabe.
Me encanta su sonoridad, sus preciosos ceros y esos dos doses arrogantes que pronostican un año lleno de Love, de  caricias, de íntimos abrazos, de locos besos, de amorosos te quiero, de locos encuentros, de miradas chisposas, de maravillosos acercamientos, de ruidosas y sinceras carcajadas, de fluidos momentos, de momentos eureka, de un inconsciente marchar del tiempo, sin poder atrapar el instante, saboreando los segundos e intentarlos pillar sin poder hacerlo. No quiero que se acabe el 2020 y acaba de empezar. Este año es tan bello, tan bonito, tan redondeado, tan perfecto, tan lleno de curvas y desfiladeros. Un año con  vistas, lleno de vuelos, de aterrizajes y firmes suelos. 
Me encanta el 2020, un año para listos y casi listos, para despistados y atentos, para locos y también cuerdos, para los novatos y los experimentados, para los nerviosos y los pausados, para los divertidos y los malhumorados, para los que siempre repiten todo dos veces e incluso mil cómo los que tenemos hijos o perro que nos ladre. Un año que solo puede flotar por que está lleno de burbujas y globos de helio.
2020, quiero rodearte entre mis manos y acercarte a mi corazón para decirte que atisbo mi sueño entre tus cálidas curvas, escucho silbidos de vientos del sur, piar de pájaros de costa de una mar brava que atiza la piedra y por ella se derrama el agua salada que esculpe la calma anhelada, cuándo surge la necesidad de un nuevo ciclo, un bello ciclo de ilusiones y dulces sueños que se cumplen.

martes, 7 de enero de 2020

ME DEJASTE LA VIDA.

Me dejaste la vida,
Te dejé que me quisieras,
cómo nadie lo había hecho.
Te privé de escapar,
cuándo te lamentabas
por las decepciones.
Me dejaste respirar,
cuándo apenas había aire
para los dos.
Me empujaste a caminar,
sin soltarme con tu voz
sin dejar de mirarme.
Me adivinaste las lágrimas,
cuándo no sabía que afloraban 
cuándo no entendía que pasaba.
Me dejaste enamorarme 
me dejaste amar con absolutismos,
olvidándome de mirarte,
mientras escalaba la montaña,
sabiendo que nunca me dejaste,
de empujar, así como en los primeros pasos.
Me dejaste la vida,
Te dejé que me quisieras,
cómo nadie, lo había hecho.