lunes, 20 de marzo de 2017

TELE ALEGRÍA



Doña María Isabel, tenía 90 años, vivía sola era viuda, y estaba estupenda, parecía que tenía 15 años menos. Tuvo seis hijos, uno murió en el parto, el resto crecieron sanos, y estudiaron todos carreras universitarias. Tres chicos y tres chicas, dos vivían en Francia, uno en Holanda y dos en Andalucía, por eso los veía poco, y habían años por navidad, que solo iban a casa las dos que vivían en Andalucía.
Todos los días quedaba para jugar a las cartas a las 12 en un pequeño bar de su barrio, llevaba bajando al bar más de 15 años, conoció a sus amigas en clase de mantenimiento del Ayuntamiento de Torrelavega, con la edad abandonaron las clases y pasaron a andar por la ruta del colesterol, y hace ya cinco años que solo  quedan para jugar a las cartas. De las ocho que eran en un principio sólo quedan tres. 
Cuándo van hasta el bar van mirando las esquelas para saber quién se ha ido, y si no lo conocen miran la edad que generalmente es menor que las de ellas, y siempre les dirigen un comentario:
- Pobre Jacinta, era tan buena, mira que su marido fué un cabron y ella como lucho por sus hijos.
Al día siguiente le tocó a María Antonia, se quedaron impresionadas, era 10 años menor que ellas  y dijeron:
- Mira que fué buena modista, un poco suelta, se entendía con el dentista, y también estuvo con el de la corsetería Pepi. La verdad, que vaya vida ajetreada que tuvo.
Y así un día tras otro, de la esquela al comentario de turno. Y eso implicaba una doble quedada, ya que había que ir al funeral, después venía el café, y juntas hacían el inventario de todas sus dolencias, desde la artritis del dedo gordo hasta los líos de la dentadura postiza. Lo malo de ir al funeral es que se pierden el sálvame naranja y el limón.
Cuándo se juntan en la partida de cartas de las 12, se toman un blanco de solera , se lo pasan muy bien y se ríen mucho.
Pero el día es muy largo y aunque el tiempo ha pasado muy rápido, a veces el día se les hace eterno, y las tardes les da para mucho, leen, escuchan la radio y ven  El sálvame naranja, el limón y el de luxe. Los contertulios, les hace mucha compañía, se sienten partícipes, y los han incluido en su familia diaria. Ese alboroto del programa les encanta, son gamberros, se pelean, se vuelven a juntar. Sus hijos se lo dicen a menudo:
-¡ mamá eso es basura!, pero a ellas les gusta, les hace compañía, ¿tan difícil es entender eso?.
Ella responde:
- ¿Porque es tele basura un programa que me hace reír, que me enciende, y que me hace hablar sola, que me hace compañía , ¿Qué daño hace?.
El Jorge Javier, es un gamberro, simpático, porque sabe dirigir como nadie a la orquesta y sabe que tecla tocar para darle emoción al programa. Le enerva oír cada dos por tres que esos programas no aportan nada, ¿Qué le aporta a ella la sociedad?, sus viejas amigas, viejas no tienen muchos alicientes, hacerse la comida, jugar a las cartas y ver sálvame y cada vez más a menudo ir  a funerales.
 Están sordas, no ven del todo bien, y su pulso es malo para cualquier actividad manual. Son autosuficientes para vivir solas pero la soledad es muy grande, han perdido a todos los seres queridos, padres, maridos, y los hijos están lejos. Porque no llamar a estos programas que hacen la vida de nuestros mayores más feliz, telealegría.
Quizás los que emplean esos términos no se plantean que haya personas que necesiten de estos programas para entretenerse, pero es fácil, sólo hay que empatizar con ellos.
Estar en el corredor de la muerte, porque por naturaleza te toca, no es fácil, viendo que cada día se va alguien que como mínimo has visto pasar por la calle más de una vez y tienes miedo

A lo desconocido, deseas que sea rápido, y que no te enteres y quizás cuánto más tarde mejor, y desde luego que te pille dormida, sin enterarte, quizás no podrás despedirte de tus hijos porque la muerte siempre sorprende.


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