martes, 13 de febrero de 2018

RECUERDO EL MIEDO.

Recuerdo el miedo, recuerdo la angustia de soñar como mataban a mi madre, noche tras noche, recuerdo la ansiedad de la falta de esperanza en los días que me tenían esclava por que era pequeña y no podía huir, y aunque no lo hubiera sido, nunca hubiera abandonado a mi madre, su sufrimiento era el mío y el de mis hermanos. 
Recuerdo que descubrí escribir cuándo recién llegó la escritura a mis habilidades, siendo el placer de mi desahogo, siendo lo que permitía la respiración con dificultad de mi mente, deseaba que el tiempo pasara con cada confesión a un papel en blanco, y con cada lamento, dentro de una cárcel que me había tocado vivir, deseando hacerme mayor para huir.
Recuerdo el miedo cuándo abría la puerta, sus pasos, y el olor a tabaco que impregnaba cada rincón de la casa. Ese trayecto entre la puerta y el salón su guarida. 
Recuerdo hacerme pis de miedo con solo oír su voz.
Era una persona atormentada, y sus temores se convertían en ira contra lo que yo más quería mi madre. 
Cada episodio de ira lo tengo en mi retina, clavado a fuego, y desmitificado el dolor con los años, a base de  superación , fuerza y coraje de la que no solo quiere sobrevivir si no que también busca la felicidad e  intenta almacenarlo sin protagonismo, o por lo menos sin el que ha tenido durante tantos años y a mermado el placer de vivir desde  la confianza.
Una fractura emocional que no puedes gritar, encerranda en ti misma un dolor a puerta cerrada, por que hace cuarenta años, el maltrato era normal y no se denunciaba, el abuso era normal y no se denunciaba todo por vergüenza de que te estuviera pasando a ti.
Hoy seguimos sufriendo, me leo el país y veo que la justicia no está al orden, que la mujer sigue siendo castigada, que los hijos siguen siendo castigados, y que las emociones no importan, por que entorpecen cualquier decisión. la impregnan de una verdad inherente al ser humano que duele, que produce vasoconstricción esa que vivimos con el silencio y las malas sentencias. Y punto ese punto que me hace no ser asertiva en estas cuestiones.

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