sábado, 3 de febrero de 2018

ALUNA

ALUNA, tiene los ojos tristes, muy tristes le están tomando declaración en una comisaria de Zaragoza, tiene 17 años, viene de Nigeria, sus padres están allí, fue raptada de su poblado mientras recogía madera con tan solo 10 años, ha sido violada, vejada, aterrorizada a base de golpes, ha estado en condiciones de severa desnutrición, y no sabe llorar no se acuerda cuándo fue la última vez que le salieron lágrimas, no sabe que es la libertad, mientras habla mantiene tranquilidad, serenidad. Se coge las manos con suavidad, y mira a los ojos, está acostumbrada a ver el terror y ha conseguido solaparse con él, su mirada es profunda, triste, y no se observa ni un ápice de rebeldía en ella.
Su historia es larga a pesar de su corta edad, después de salir de Nigeria con sus raptores, estuvo en varios países hasta acabar en España, podría escribir muchos libros, pero quiere olvidar como lo hace cada una de sus compatriotas cuando son vejadas y violadas, se lavan y borran cualquier prueba de dicho delito por que la sociedad tolera, por que la sociedad calla. Por que tanto los terroristas, como el ejército, y el comité civil realizan estas prácticas con toda la normalidad del mundo en su país. Usan a las niñas como depredadores, la arrastran hasta matarlas psicológicamente y anularlas, solo han de recordar su nombre, Y si como Aluna tiene la suerte de caer en España, será para prostituirse y sufrir un abuso de cinco estrellas, por que aquí tiene agua, luz y gas. No las obligarán a casarse con un terrorista, a protagonizar un ataque suicida, y si sufren golpes de cualquier índole tienen seguridad social, y quizás con suerte si la llevan mal herida denunciarán, pero eso sería mucho pedir, lo lógico es que no vaya y así no descubran a la mafia que hay detrás.
Que sigan habiendo Putis de carretera, dentro de esos locales de luces de Neón hay niñas con DNI falso, que se someten con normalidad a los monstruos que pagan por deshacerse un ratín de sus frustraciones, complejos, carencias infantiles, traumas de cualquier índole.
Ellas vinieron engañadas al paraíso y  son distribuidas por todos los países de la Europa moderna, y entre otros España, donde son pasto de un ganado prioritariamente español, que son incapaces de empatizar con ellas. Y volvemos a lo mismo como la sociedad nigeriana la española también calla. ¿Y si fueran nuestras hijas?.
Aluna, quizás ahora sea libre, pero le seguirá siempre su sombra, de la que será muy difícil que se deshaga, que aunque sin grilletes se vea exclavizada por todas sus experiencias, como el elefante del circo que aún siendo mucho más grande que la estaca a la que estaba atado no podía escaparse, lo hizo,  cuando era pequeño lo de intentar escaparse y al ver que no podía dejó de intentarlo.
¿Quizás sea demasiado tarde?...


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