Mamá, mamá dijo Sara he tenido un sueño, ¿te lo cuento?.
Erase una vez una mamá blanca que tenía una pareja negra que siempre le soplaba en la oreja antes de darla un beso. Un día la sopló muy fuerte y empezó a crecer le la barriga, estaba esperando un bebé. A la mamá le dio por comer chocolate negro a todas horas y cuando fue a dar a luz tuvo un niño precioso negro, muy negro que olía muy rico.
El médico le dijo que todo había ido bien pero que no le pusiera al sol, que se podría derretir, ni que lo llevara a la playa a no ser que lo pusiera debajo de una sombrilla. El bebé olía genial y la mamá tuvo esos cuidados.
Al cabo de unos meses el papá volvió a soplarle en la oreja a la mamá y se quedó de nuevo embarazada, esta vez le dio por comer chocolate blanco y nació un bebe precioso blanco muy blanco también con un maravilloso olor. El médico le aconsejó lo mismo que al anterior nada de sol directo. Y así lo hizo.
Después de unos pocos meses, el papá volvió a soplar en la oreja la mamá y de nuevo quedó embarazada, está vez no paró de comer chocolate con leche y nació un precioso bebe marrón, muy marrón, con un olor increíble, y siguió con las mismas recomendaciones médicas de los dos bebes anteriores.
Un día llevó a los tres al parque y les puso unas gorritas preciosa que destacaba sus diferentes colores de piel. la mamá se encontró con una amiga de la infancia que también llevaba a su peque al parque y empezaron a hablar. Cuándo la mamá se dio cuenta los bebes se habían derretido juntos y llamó rápidamente al chocolatero del pueblo que con mucho cariño los montó de nuevo, pero esta vez eran tres bebés tres chocolates, ni muy muy blancos, ni muy muy marrones, ni muy muy negros, sencillamente tres bebes.
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