jueves, 4 de julio de 2019

LA NIÑA DE LOS OJOS PROFUNDOS.

Cuándo nació se iluminó Cantabria la humeda, la fría, la nublada. Todo se llenó de luz, tenía los ojos más bonitos del mundo, profundos, volcánicos, ojos de fuego. Desde pequeñita todo lo observaba con un interés increíble,  datos, imágenes, palabras que iban a su imaginación transportándola a un mundo muy  suyo, el mundo de Elena sin h. Tenía una sensibilidad increíble que la auguraba en un futuro de arte, lleno de colores en los que destacaba esa preciosa luz que emanaba con su presencia y la profundidad de su mirada.
Su imaginación la llevaba a atravesar espejos, muros, techos, paisajes y países. Era capaz de volar sin moverse del sillón, plasmando en sus dibujos todo lo que crecía en su mente, una mente sin barreras. 
Un día algo muy triste ocurrió en su vida pero tenía el don de volar y poderse comunicar en el lenguaje creativo, un super poder que no todo el mundo tiene, y voló tantas veces como quiso sin billete, sin permisos. Escribió un precioso cuaderno capaz de ayudar a niños y niñas que hablaban su mismo lenguaje pero que en principio no eran conscientes de ello. 
Elena  sin h se hizo mayor y se presentó a un concurso internacional para empapelar una de las fachadas del Empire states en Nueva York. Fue la elegida y ahora el Empire state luce con más luz que nunca.


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