lunes, 8 de julio de 2019

LA H

Estaba la H sola, triste. No entendía porqué una H mayúscula sin pies pero tan esbelta, elegante y correcta debía estar sola mientras otras palabras llenas de letras deambulaban por todas partes. 
De pronto apareció Erminio.
 La H se quedó mirándole y le dijo: eres un nombre de H, no puedes empezar con una E mayúscula, lo suyo era que tuvieras una H como yo. 
La E se quedó mirándola y le dijo: sin ti, hemos ido hasta ahora sin que nada malo sucediese, ¿que vamos a ganar contigo?, además no tienes pies como otras letras y tendremos que arrastrarte, tendremos que ir más despacio.
La H le respondió: yo soy una letra majestuosa, una torre, mis lineas son perfectas y no hay palabra que empiece por H que no sea elegante, todo tiene sus pros y sus contras pero tener una H como yo os hará ser una palabra muy distinguida y respetada, si no fijaros en mis lineas limpias, esbeltas son totales para empezar una palabra. 
Las letras votaron si querían la H o no. La E decidió que para ella era un descanso dejarle la labor de empezar la palabra a la H, además es verdad que la H es como una torre y les iba a dar una mayor distinción, el mundo de las palabras es muy competitivo y es necesario distinguirse por la elegancia y la rectitud, así que votó que si. 
La r se decidió rápido, reconoció que los argumentos de la H eran buenos y ratificó la opinión de la e.
La m se opuso radicalmente, manteniéndose en el no. Dijo mentiría si dijera que la H es más elegante que la E y por supuesto no somos una ONG para recoger palabras prepotentes y redichas.
La i, que era muy inocente regañó a la moñas de la m y dijo que la H aportaba mucho glamour y por supuesto dijo si.
La n no quería parecerse a la m amargada y pensó que una nueva incorporación sería muy divertido, aunque habría que arrastrarla ,ya que la H no tiene pies y entonces dijo  que si .
La otra i no quiso contradecir a su hermana la i inocente y se mostró inofensiva afirmando un si.
La o quedó perpleja de tanto bombo que se le estaba dando al tema H y obnubilada observó como en un momento se había formado un increíble revuelo. Pero dijo: si a la admisión de la H. 
La H se junto a la e, la e le tendió el brazo y el resto de la palabra tiró de la H, ahora aunque había que arrastrarla por el mundo de las palabras, Herminio era un nombre distinto, tenía el toque de las letras solidarias que admitieron a una H un poco prepotente para formar un buen equipo.




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