miércoles, 24 de julio de 2019

¡A MALA LECHE!

Casi sin darme cuenta, me dí cuenta que sin el casi ya estaba hecho. No había vuelta atrás.
Entonces me eché hacia adelante, para no encasillarme y quedarme en el casi sin vivir. 
Cogí las riendas para trotando, confiarme, coger velocidad y estrellarme para nada.
Así, aprendí de golpe, sin quedarme inconsciente. ¡Ya me gustaría!. Lo que no vi, no lo disfruté. 
Ese árbol, estaba allí a mala leche. Lo puso Él, El que diseña la vida como le viene en gana.
Un toca pelotas que me vuelve loca.

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