Rompió a llorar, rompió a respirar, nació a la vida, con ímpetu, con ganas. Rebosante en un cuerpo perfecto para vivir. Era pues perfecto hasta que apareció Quién.
¿Quién le hizo los vacíos?, ¿Quien le negó la confianza?, ¿Quién le dijo: no eres, no tienes, no vales, no puedes, no sabes, no quieres, no vas ni tampoco vienes...bloqueando la naturaleza y el propósito de su existencia. ¿Quién?...¿Quién lo hizo?... Quizás fue un no ser perdido en la incertidumbre de sus dudas y sus pesadillas.
¿Quién le quitó la escalera?, ¿Quién le cortó las alas?. ¿Quién tiñó su mundo de ocres?, ¿Quién le quitó la fuerza y le intentó poner una mordaza?. ¿Quién?...Quizás fue el desamor, una ceguera balsámica alimentada por la furia y el coraje del sin propósito.
¿Quién te despertó del desvanecimiento, de la ignorancia, del aturdimiento?
¿Quién despertó a esa fuerza superior e interior que llevas tan adentro?
Y te dijo: ¡Sí puedes!. ¡Si quieres!. ¡Sí sabes!.¡Sí eres!
Y aunque el mundo le dijo NO
No cumples con la talla
No cumples con los rasgos
No cumples con los debes
No cumples con los vale
No cumples con los a todo SÍ
Retornó a su... rompió a llorar, rompió a respirar, nació a la vida de nuevo, con ímpetu y con ganas, rebosante en un cuerpo, perfecto para vivir y desdeñó a Quién. Y le dijo ¡NO!, tantas veces como quiso.
Retornó a su esencia, a su verdadera naturaleza.
Entonces se quiso sin ningún pesar, dejó de amamantar a la culpa.
La vida era suya, ningún Quién tenía derecho a malograr su existencia, a interferir en ella, para su desánimo o para su desprecio.
Quería vivir consciente de su perfección, de sentir esa libertad interna que te hace caminar sin dudas, olvidar con calma y sentir cada instante como único.
Sumergirse en la vida con pleno derecho, porque por esa razón vive. Aquí y Ahora.
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