sábado, 4 de abril de 2020

CARLA Y EL OSO GIGANTE.

Carla no entendía porque todas las noches desde que tenía uso de razón, sin faltar una se metía en su cuarto un oso gigante, era de color muy oscuro de formas muy redondeadas, sus uñas eran muy anchas y largas y le miraba fijamente. Mientras ella temblaba, hasta que sus parpados no podían resistirse y caía en un profunda pesadilla. Se encontraba en un camino en el que no se veía ni el origen ni el final y allí mismo estaba el oso mirándola de nuevo, corría y miraba hacía atrás y volvía a verlo. Entonces se despertaba sudando, angustiada, gritaba ¡mamaaaa!, Mama aparecía la metía en su cama y le acariciaba la frente, entonces se dormía profundamente.
A medida que se fue haciendo mayor, se dio cuenta que aquel oso representaba todas las preguntas que se hacía y a las que no encontraba respuesta, todo aquello que desconocía y que le daba miedo, todo lo que no podía controlar y que su cabecita imaginaba que podría pasar.

Una noche cuándo solo contaba con diez años, apareció de nuevo el oso. Entonces Carla, lo miró de otra manera, pensó ¿soy yo tan importante, para que este oso venga a verme todas las noches?, si no le doy nada, ni una chuche, ni un abrazo, no le sonrío y tampoco le hablo. Cuándo el sueño le venció y lo encontró en lo que parecía una nueva pesadilla, se sentó en una piedra del camino y le miró como nunca lo había hecho. Se acercó a él y le dio la mano, recorrieron el camino juntos y se despidieron, sin temer un nuevo encuentro. 
Al día siguiente Carla le dijo a su madre que quería comprar chuches para su oso, lo preparó todo para su llegada. Cuándo lo vio en la habitación le puso el cuenco debajo de su boca y viendo como se las comía se durmió. 
Ahora recorrieron el camino juntos como nunca lo habían hecho. Carla se subió encima del oso, lo llevó por donde quiso, se pararon a admirar los árboles y las flores. Se dieron cuenta que uno era parte del otro y que entre estados de vigilia y sueños nunca se separarían.
Ahora cuando Carla va al bosque, siempre coge una margarita y le va quitándole pétalos a la vez que va diciendo: me quiere no me quiere, me quiere no me quiere. Siempre está el último pétalo para decirle que el oso la quiere hasta el final de sus días, y cuándo sale el no me quiere, Carla piensa que el oso no quiere desaparecer nunca de sus noches.











Colorin colorado este cuento se ha acabado y por la ventana del velux se ha volado.

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