jueves, 4 de enero de 2018

LOS RESALTES. CEUTA

Los resaltes de Ceuta. Ceuta es bonita, desde luego, con sus murallas árabes y portuguesas, con su Hércules en el paseo de las palmeras y ahora con una carnosa Afrodita presidiendo la calle real, saludando a los transeúntes con diferente origen, Cristiano, hindú, árabe, hebreo, o chino.
Con un clima que va de lo más templado, tranquilo, soleado pero otras veces ventoso, vandálico, malhumorado o tempestuoso. Su paisaje es increíble rodeado de costa por un lado la marroquí y por otra la costa de Tarifa y el peñón de Gibraltar.
Y vuelvo como todos los años a casa por Navidad, a ver a la familia y a respirar el aire de mi tierra, tierra que me da un carácter abierto y con ese humor que tienen las personas de estos rincones del sur.
Vuelvo para subir y bajar la calle real, miles de veces durante 7 días, agarrada mi madre a mi brazo, la matriarca joven con casi 80 años, con vitalidad de 30, pero vamos arrimadas, a pesar de los tiempos de desahucio que vivimos, de independentismo, aprovechamos cada segundo para ir juntas.
Está madre mía no tiene achaques importantes, los únicos son los tropezones que va dando por los resaltes del suelo de la calle, se Le engancha la punta del pie, y gracias a mi brazo, no hace un doble mortal con tirabuzón. El otro día una señora de la quinta de mi madre, tropezó y recorrió diez metros cayendo, hasta que quedó magullada en el suelo, la levantaron y fue a por los polis que cierran la calle real con su coche para evitar posibles atentados, hicieron fotos del resalte, pero hay cientos de baldosas levantadas por toda la zona peatonal y de circulación a velocidad reducida.
No sabemos si es una medida disuasoria para que la tercera edad salga a la calle, no hace falta leones para que sea temeroso andar por nuestras calles, puede ser quizás un deseo impetuoso de rejuvenecer a la población o sencillamente que el ayuntamiento a puesto un suelo de mierda, con un contrato de obras igual de  mierda, con sus respectivas comisiones.
Que además resbala como una pista de hielo.
Quizás si estuviéramos en el medievo, fuéramos en burro, caballo o carro, sería un suelo apto, pero vivimos en el siglo veintiuno, donde hay que evitar todo tipo de barreras arquitectónicas en las ciudades. Pero la realidad es otra, como vamos a dar calidad de vida a los discapacitados, cuando ni siquiera la tienen los transeúntes capacitados, capacitados para caer una y otra vez para votar a inútiles que no son capaces de hacer las cosas bien y de mirar por los intereses de los ciudadanos, solo por los propios. Y así nos va.... De puta pena. 







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