Lo he perdido todo y ya no me importa nada,
ya no tengo apegos, ni sufro por las miradas,
ya no espero, que por esperar me entretengo,
con ciento de miles, de millones pensamientos.
El paso del tiempo borraron los recuerdos,
las quemaduras desaparecieron con el viento,
ese que cerró las grietas de un amor fraudulento,
y las vendas fueron alas de alivio al sufrimiento.
se cerraron pues las heridas, se calmó la hemorragia,
lágrimas que a chorro vaciaban el alma.
los ojos enturbiados no veían los colores,
esos que de antaño eran miles lucidores.
grité a los culpables del pensamiento,
los que te hacen adictos a los analgésicos,
por que el dolor del alma, solo lo cura el segundero,
ese que no respeta ni el instante ni el momento.
Y ahora no quiero que pase el tiempo,
pero el tiempo no respeta ni el instante ni el momento.
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