Erase una vez una país de pitufos, como me gustaría que no
existiera, aunque mi hija de cuatro años no parpadeaba en el cine, hubo un
momento en el que literalmente me dormí, hago un llamamiento a las empresas
emprendedoras, hay un filón en que personas responsables por unos euros más
lleven a tu hija al cine mientras tú te tomas una cervecita fuera.
Lo de ayer fue tremendo entiendo que sea para niños
pequeños, pero todo era infumables, ahora eso sí, del aburrimiento que tienes piensas y ves que pitufolandia es
como la vida misma. Tienes al pitufo torpe, con una baja autoestima que en
todos los sitios se estampa, y así uno por uno recorriendo todas las cualidades
y defectos del hombre a modo radical o extremo.
En el país de los pitufos también hay pitufos tóxicos, que están
alimentándose continuamente de las energías de los demás, los lamentos, los que
se preguntan el porqué del pasado todo el rato, los que dudan de todo lo que
les ocurre en el presente, y de los que siempre piensan en el ya veremos, el
futuro incierto. Pitufos aburridos y que hacen que el tiempo a su lado se
vuelva lento y pesado, pitufos con un exceso de darse una aparente importancia
que no tienen y que te chirrían los dientes, de tan cuadriculados, de tan medidos,
de tan encorsetados, ¡que horror!. Pitufos eternamente cabreados consigo mismos,
con el mundo, con su vida.
Y en la Aldea perdida, difícil de encontrar pero al lado de
tres cascadas, la ciudad de las pitufinas. Quisieron alejarse de la ciudad de
los pitufos, para no ser esclavizadas con labores domésticas, pero por desgracia
las encontraron, ahora tendrán que volver a desaparecer pero para eso pasaran
muchos años, porque cuando hay contacto surgen sentimientos y seguramente vidas
en común, pero volverán a desaparecer, a los pitufos no hay quien los aguante.
Jajajajaja!!!!!! Tan aburrida es???? Jajajajajaja!!!!
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