domingo, 9 de abril de 2017

LOS PITUFOS, ¡ QUE HORROR!




Erase una vez una país de pitufos, como me gustaría que no existiera, aunque mi hija de cuatro años no parpadeaba en el cine, hubo un momento en el que literalmente me dormí, hago un llamamiento a las empresas emprendedoras, hay un filón en que personas responsables por unos euros más lleven a tu hija al cine mientras tú te tomas una cervecita fuera.
Lo de ayer fue tremendo entiendo que sea para niños pequeños, pero todo era infumables, ahora eso sí, del  aburrimiento  que tienes piensas y ves que pitufolandia es como la vida misma. Tienes al pitufo torpe, con una baja autoestima que en todos los sitios se estampa, y así uno por uno recorriendo todas las cualidades y defectos del hombre a modo radical o extremo.
En el país de los pitufos también hay pitufos tóxicos, que están alimentándose continuamente de las energías de los demás, los lamentos, los que se preguntan el porqué del pasado todo el rato, los que dudan de todo lo que les ocurre en el presente, y de los que siempre piensan en el ya veremos, el futuro incierto. Pitufos aburridos y que hacen que el tiempo a su lado se vuelva lento y pesado, pitufos con un exceso de darse una aparente importancia que no tienen y que te chirrían los dientes, de tan cuadriculados, de tan medidos, de tan encorsetados, ¡que horror!. Pitufos eternamente cabreados consigo mismos, con el mundo, con su vida.

Y en la Aldea perdida, difícil de encontrar pero al lado de tres cascadas, la ciudad de las pitufinas. Quisieron alejarse de la ciudad de los pitufos, para no ser esclavizadas con labores domésticas, pero por desgracia las encontraron, ahora tendrán que volver a desaparecer pero para eso pasaran muchos años, porque cuando hay contacto surgen sentimientos y seguramente vidas en común, pero volverán a desaparecer, a los pitufos no hay quien los aguante.


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