jueves, 29 de agosto de 2019

LA REGRESIÓN

Era el 2 de abril de 1812, Marta vivía en un palacio en la localidad de Alcalá de Henares, su familia era aristócrata y dueña de la mayor parte de las tierras de la zona. Su padre administraba las tierras. Tenía tres hermanos varones más pequeños que ella. Su matrimonio estaba concertado con un terrateniente francés, pero un día paseando a caballo por las fincas colindantes a su casa, conoció a Jaime, empezaron a hablar sobre los árboles centenarios, que casi levantaban sus raíces a la altura de sus ramas, él conocía muy bien la vegetación ya que era médico y experimentaban con plantas medicinales y raíces de árboles. El padre de Marta, cuándo se enteró montó en cólera, ya que el matrimonio de su hija era un buen negocio para él, en gran parte se consolidaba con la labor intermediaria del francés, el arrendamiento caro a familias francesas que venían a conocer la zona y a pasar largas temporadas en Madrid y que pagaban cantidades desorbitadas por dichos alquileres.
Un día el padre de Marta y su cuadrilla simularon una sesión de caza y mataron de un balazo certero en el corazón a Jaime, que recogía sus raíces para los jarabes que suavizaban la tos y las fiebres altas. 
Marta se casó con el francés y su vida fue triste, muy triste. Su madre le decía que se cogiera trenzas, que la tristeza se quedaba presa en ellas, pero Marta se hundía en su nostalgia y melancolía. Perdió a dos criaturas en menos de dos años, y con el tercer embarazo hicieron un entierro por duplicado.
Septiembre 2019, es la décima sesión de Irene en la psiquiatra, no encuentra sentido a su vida. Después de un divorcio de mutuo acuerdo y de un trabajo en el que no se acaba de hallar, necesita terapia, alguien que la escuche y que de significado a lo que siente. Cuándo acaba y sale por la puerta después de despedirse de Laura, se fija en un señor, que se levanta parece ser la siguiente cita de Laura. No puede evitar sus ojos, es una mirada, tan familiar. El parece encontrarse en igual situación, se miran profundamente pero al final se cruzan y se distancian en una situación que solo da lugar a interrogantes. Mientras baja la escalera no puede dejar de pensar en sus ojos y no entiende nada. 
Llega la consulta número once, Marta le dice a Laura que necesita que le haga una terapia de regresión para entender por qué siempre tiene esa sensación enorme de vacío. 
Aparece nerviosa, se tumba en el diván y entra en un estado de profunda concentración. Empieza a hablar. Llevo un vestido largo, casi no puedo respirar, lloro desconsoladamente, me pregunto el por qué lo han matado, era lo que más quería en el mundo, mi alma gemela. De pronto empieza a recordar, se estremece diciendo: - Es él, es él. ¿Quién, pregunta Laura?. El chico que esperaba en tu consulta el día que salí, nuestras miradas se cruzaron y se mantuvieron por que nos conocíamos, estuvimos juntos y nos separaron.
Laura le sugirió a Luis, hacerse una regresión. Luis se fue a principios de 1800, era médico y utilizaba plantas para curar. Estaba muy enamorado de Marta, se conocieron hablando de árboles centenarios mientras paseaban a caballo por Madrid. De pronto a Jaime le empezó a latir el corazón muy deprisa. Me están apuntando con una escopeta, es el padre de Marta. Me dejan tirado en junto a un roble, ensangrentado. No puedo despedirme de ella.
Laura no daba crédito, era la misma historia, con el nombre del asesino, el padre de Marta.
En la siguiente consulta Laura los reunió para hacer una regresión a dúo, les contó la similitud de su historia y accedieron en la aventura de qué ocurriría. 
Relataron la misma historia en diferentes tiempos, pero cuándo las historias se unieron en la muerte y la tristeza, se dieron la mano, así salieron de la consulta sin soltársela. Nunca más se separaron.
Vivieron lo que un disparo rompió. El amor era tan fuerte que supo esperar para que el destino los volviera a unir.

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