EDWARD DYER. POETA DEL SIGLO XVI.
Mi pensamiento un reino es para mí,
Tales gozos presentes en él encuentro
Que superan a toda otra dicha
Que la tierra proporcione o produzca;
Aunque mucho deseo de lo que desea el otro,
Al ansia se niega mi pensamiento.
Ni a la pompa principesca, ni a la despensa
repleta,
Ni a la fuerza con la que conseguir la victoria,
Ni al ingenio artero que cura todo mal,
Ni a la forma que alimenta al ojo amoroso;
A ninguno de ellos rindo pleitesía:
¿Para qué, si mi pensamiento vale por todos?
Veo a menudo a la abundancia hartar
Y a los apresurados escaladores presto caer,
Veo como aquellos que están en lo alto
Amenaza más que a nadie el infortunio.
Obtienen con esfuerzo, guardan con temor;
Tales cuitas jamás mi pensamiento soportaría.
Contento de vivir, con esto me conformo;
No busco más que lo que pueda bastarme
Ni me placen cargos de alteza;
Ved, mi pensamiento llega allí donde no llego
yo
Y heos aquí que así triunfo como un rey.
Contento con lo que me depara mi pensamiento.
Los hay que, teniendo mucho, ansían más;
Yo tengo poco y más no busco.
Pobres tan solo son, aunque tengan mucho,
Y yo soy rico con poca hacienda:
Ellos pobres y yo rico; Ellos pidiendo y yo dando;
Ellos faltos y yo sobrado; Ellos penando y yo
viviendo.
Qué difícil controlar los pensamientos en la dirección correcta, y más en estos días. Evito los de futuro, pero qué duros son los del presente.
ResponderEliminarEs difícil, muy difícil pero se consigue con la meditación. Y lo que estamos viviendo es una tragedia. Un beso
ResponderEliminar