Ahora que no puedo soñar, veo tus lágrimas caer.
Ahora que disfruto del ahora, veo tu disconformidad.
Tu mente se niega al ahora y busca el después...
en cada rincón del pensamiento.
Gritando al desconcierto de lo cierto, de lo inminente.
Salir fuera, ahora es ya como estar dentro.
Nadie busca a nadie, nadie confía en nadie,
nadie cree que alguien pueda necesitarle, dar la mano,
escuchar el aliento, gesticular los labios.
Ahora que el mundo se paraliza contra algo minúsculo,
que va minando más de miedo que de ninguna otra emoción.
Ahora que se agotan las voces y se enriquecen los silencios.
Aumentan los vacíos.
Vacíos circulan los trenes y vuelan los aviones,
vacías las celebraciones sociales.
llenos los hogares de juegos, de risotadas, de carcajadas.
Esperando que todo pase y llegue de nuevo un aire limpio,
que podamos respirar, de acercarnos y palparnos, de
abrazarnos sin más.
De llamarnos y de poder quedar,
de contarnos mil experiencias, anécdotas.
De vivir con la claridad
de un pensamiento creativo, despejado universal.
Conectarnos por la salud y no por la enfermedad.
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