Sólo un monstruo....Esos ojos que se despiertan en la oscuridad, aterrados por que hay un monstruo en sus sueños, esos ojos que gritan auxilio y que se encuentran con un abrazo y un beso.
Cuando el monstruo es real y atrapa con sus zarpas a una criatura de tan solo ocho años, la encierra en una habitación sin ventanas, sin esperanza de auxilio. Le pega hasta matarla, golpeándola como un saco de arena...y no es un sueño.
¿Qué hacemos los demás, cómplices de su entorno, cómo no hacemos absolutamente nada, mientras chilla, mientras gime de dolor, mientras sus ojos se apagan en cada golpe, sin ninguna posibilidad.
¡Que desgracia de complicidad!, pobre niña, tan sólo ocho años.
Naiara tu destino cruel, es nuestra penitencia. Descanse en paz niña liberada de golpes, abusos y ensañamiento.
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