Siento que me duele cuando se van, cuándo me dejan para estar un mes sin ellos, sé que se cuidarán más que nunca, por que no estaré con ellos para que no les falte nada. Me duele el estómago cuándo la vida me roba un trozito de sus vidas, de su tiempo, de su cariño, de sus sonrisas. Pero ya he aprendido que se van, y que dentro de 30 días si nada cambia estarán de nuevo con su madre, la que los ha parido, la que corre para que no les falte nada.
Este dolor de estómago se hace crónico cada vez que vuelan por que son pollitos, pequeños, y cada uno de los embarazos fueron pensados para dejarlos marchar por ley de vida, no por la ley injusta de la custodia compartida. Hoy, me duele el estómago y aunque sé que por esto pasan muchas madres, no me consuela, pero así es la vida una vez más y me voy a tomar un vino, a lo mejor anestesio el sistema gástrico, es un sí a sobrevivir sin lo que más quiero.
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