domingo, 13 de octubre de 2019

CORROMPIDO.

Corrompido, corrosivo, oloroso, amarillea, avinagra, extorsiona, abusa, apaga, arranca, arresta.
El amor, cuando no se adapta al cambio, cuando no encuentra cohesión, cuando una de las piezas de puzle se hace pequeña o gigante y deja de ensamblar con la otra pieza.
El aire cambia de brisa suave y fresca a un aire denso, áspero que araña. Las miradas apagan y las palabras abrasan. La piel ya no se eriza ni se estremece, la respiración enmudece, el corazón se constriñe y tiende a oscurecerse, bombeando con una dosis extrema de dióxido de carbono.
Tu alrededor se resiente, las plantas se sienten abandonadas por la falta de riego. Las ventanas dejan de abrirse, permaneciendo cerradas en el silencio, las voces y los gritos retumban dentro, en un circuito cerrado, viciado por la falta de intención, por la falta de razón, por la falta de agradecimientos. 
La sombra gris colorea tus entrañas y no sabes si andas o si te arrastras. 
Cuándo crees que pierdes la razón, que todos tus órganos han sufrido una tremenda batida, que solo permanece una carcasa vacía...
Se enciende una tenue luz, como una estrella fugaz, que sigues con la mirada, que intentas agarrar, corres tras ella hasta encontrarte con un precipicio, al fondo un fondo marino que descubrir. Tienes la opción de quedarte al borde del saliente o lanzarte al descubrimiento, para nunca más volver atrás.
NUNCA MÁS.



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