jueves, 5 de septiembre de 2019

LOS SINCERICIDAS

Dónde está el límite de la verdad, cuándo la verdad no es única, no está filtrada a las percepciones condicionadas del ser. No es necesario decir lo que pensamos que es verdad de los demás cuándo no viene a cuento, cuándo no ayuda a nadie, cuándo solo sirve a los sincericidas para esparcir comentarios subjetivos que vienen desde su punto de vista, que dicen han vivido ellos y no lo hemos hecho los demás. Muchos hemos sido las víctimas de todos aquellos que cuentan verdades dolientes con el único motivo de la jodienda, de lo retorcido y con la pretensión de subirse al pedestal de los que van de cara para que los demás vayamos de culo.
El tratamiento de la verdad se ha tergiversado, utilizado como fin para darse valor uno mismo ante los demás, desacreditando a muchos, cuándo las víctimas de los dimes y diretes, no ha convivido con esa verdad, que parece personal, contextualizada y contaminada.
Al final la obra de la caridad de la advertencia, hace mucho daño, prejuzgas a otros, sin saber la realidad. La vida está para dar oportunidades, no para quitarlas. Muchas veces no encuentras argumentos que sostengan los diretes y sí el arrepentimiento de haber divulgado los dimes y defendido unos prejuicios que solo han coartado tus ansias de relación, de llevarte bien, de pensar en positivo.
Si te encuentras con un sincericida, lleva cuidado, ponte mascarilla y tapones , veras con tus propios ojos como gesticula un ansia de divulgación con carga de energía negativa de alguien. Hazte el firme propósito de iniciar una relación de cero, partiendo de la confianza y dando una oportunidad a quién nunca te ha defraudado.
Como dice la justicia aunque digan de nosotros somos presuntos inocentes hasta que no se demuestre lo contrario.
El polígrafo de la vida, habla la verdad sobre ti, no sobre los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario