domingo, 8 de septiembre de 2019

EL ABUELO OLVIDADIZO

Gabriél vivía con su madre y su abuelo. Era un niño alegre pero muy tímido. Su abuelo era su super héroe, le había enseñado a construir dificilísimos puzzles de lego. Los tenía en la habitación y por la noche los observaba mientras se le cerraban los ojos, era casi siempre la ubicación por la que empezaban sus sueños. Antes llegaba Luis, su abuelo y le contaba un precioso cuento, de esos que se inventaba y en los que a veces se perdía , Gabriél le ayudaba a deshacer el nudo, ese donde se había metido y del que no sabía salir. Un día el niño decidió decirle al abuelo que lo hacía a propósito y el abuelo le dijo que no era así, pero que él siempre sabía ayudarle, cuándo se metía en problemas narrativos y se liaba con los personajes o se bloqueaba con la historia sin saber rematar el final.
Ese día el abuelo le apagó la luz, después de contarle el cuento de un rey egipcio que tenía poderes de fuerza e hizo unas pirámides en las que ningún hombre podía llegar a esa altura jamás si no era por una fuerza sobrenatural. El faraón hacía volar las enormes piedras hasta que las colocaba una encima de la otra hasta una altura que no podía alcanzar sus esclavos. El día que murió,le metieron en su sarcófago lleno de ricas delicias y maravillosas joyas, el abuelo le dijo a Gabriél que no sabía como terminar el cuento y el niño le contesto siguiendo la historia. El faraón fue enterrado en la pirámide, había una puerta secreta en su base donde cabía el sarcófago. Allí permaneció durante años hasta que un arqueólogo encontró la puerta y la abrió. Se encontró con un precioso salón dentro y cientos de papiros con jeroglíficos. Los recopiló todos para traducirlos. Ponía exactamente: la fuerza, las ganas de hacer y de construir te hacen volar. 
El abuelo viendo que a Gabriél, se le cerraban los ojos, le besó en la frente y le apagó la lamparita.
Los cuentos de Luis, eran maravillosos, permitían a Gabriél encontrar un final creado por su imaginación, una solución a la mente olvidadiza del abuelo. Una mente generosa que creaba cuentos en los que le regalaba el final a su nieto. Avivando su capacidad creativa, su potencial narrativo.

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