miércoles, 4 de septiembre de 2019

HABLAR CON LOS QUE NO ESCUCHAN.

Es más fácil hablar y entenderte tu misma que hacerlo con muchos que a priori, no están dispuestos a escucharte, ya saben lo que te van a contestar antes de oírte. Llevan un patrón precocinado en una mente poco despierta y menos creativa. 
No entiendes porqué hablando el mismo idioma, no se produce comunicación. Sabes que el mensaje que emites, está trabajado, lo has desmenuzado en tu corteza prefrontal, pero nada, no hay manera.
Evidentemente esto te produce unos segundos de frustración, hasta que te das cuenta que hablas con puertas figurativas, que no se abren nunca. Se muestran como puertas, como cuando ves una casa de juguete, lo primero que haces es intentar abrir puertas y ventanas. Pues igual, hay personas que tienen sus canales de percepción de la información así. Solo parece que pueden escucharte, ayudarte y no. Entonces te das cuenta que tienes mucha razón, que no debes rendirte, que debes insistir con otras personas. Siempre habrá alguien con la calidad auditiva, razonable y con ganas de desaprender. 
Pero no puedes evitar, suspirar y decir ¡que aburrimiento de gente! y soltar un ¡Bufffff!, del que cada vez te cuesta menos reponerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario