miércoles, 13 de septiembre de 2017

SE FUERTE HIJO, FUERTE!!!



Aquello no era imaginable, no nos lo esperábamos y sucedió. Mi padre me metió en la cocina, y cerró la puerta. Tenía que ser el primero en saberlo, era el mayor. Salí llorando, miré a mi madre seria, muy seria, mi padre salió detrás mía y se echó sobre mi llorando, se iban a divorciar. Volví a mirar a mi madre fijamente, no echaba ni una lágrima, me acerqué a ella y me dijo sin pestañear fuerte hijo, se fuerte. Cogí el móvil y escribí por whatsAAp a una amiga y le dije lo que estaba pasando . Eso calmo mi insaciable ganas de saber el porqué de todo, estuve hablando con ella hasta muy tarde, llorando y sufriendo con la inesperada noticia, pero al final me dormí. 
¿Que ocurre pensé, no entiendo nada, había mucha gente con capirotes que le tapaban la cabeza, antorchas en la mano y seguían a alguien, de pronto aparece un chaval de piel oscura, era de noche y su gesto era de miedo, no paraba de correr, escuchaba perfectamente su respiración, corre, corre le decía yo, él miraba para atrás y veía a toda esa gente con antorchas y perros cada vez más cerca, murmuraban, pero no lograba entender lo que decían.


 El chaval seguía corriendo ya estaban muy cerca de él, y de pronto un precipicio salto con todas sus fuerzas, alguien cayó en mi cama y yo salí despedido, ahora era yo, veía mi cara corriendo, huyendo de toda esa gente con ansia de linchamiento. Cuando estaban muy cerca escuché el ruido de un tren, y al atravesar el camino lo vi y me monté en él, los capirotes se acercaron y se quedaron mirándome acechando con las antorchas, de pronto observé como una niña pequeña se bajaba del tren, era mi hermana, corrí por el interior del vagón y le agarré por el brazo, tenía la boca cerrada y no podía abrirla, ¿que pasa?, ¿que pasa?, le grité pero no podía hablar. recorrimos los vagones que estaban llenos de gente veíamos sus cabezas por detrás, pero me dí la vuelta para verles las caras y los asientos estaban vacíos. Seguimos buscando el primer vagón, y al final del pasillo del penúltimo estaban mi hermano y mi hermana, no podían abrir la boca, nos abrazamos los cuatro,  tenían la boca como pegada y no podían hablar, nos sentamos en el primer vagón, intentando ver la cabina de mando, pero no se veía a nadie y estaba cerrada. Al final el tren se puso en marcha y después de unos segundos paró en alta mar, cerca del tren había una isla, teníamos  que llegar hasta allí,  no sé por qué,   cogí a mis hermanos de la mano, a la pequeña sobre mi espalda emprendiendo la salida , conseguimos llegar nadando despacio y con calma, allí nos sentamos solos, pero juntos, no sabíamos que podría pasar ahora, teníamos miedo y agotados nos quedamos dormidos. 



El chaval de nuevo apareció corriendo, pero esta vez no era perseguido por nadie, llegaba a una casa donde le recibió una señora a la que se abrazó. Desperté preocupado con mis hermanos, pero vi que dormían plácidamente, bajé con miedo las escaleras, pensando que todo al fin y al cabo había sido un sueño, una mala pesadilla, pero mi madre abrazándome me dijo que era verdad. 
Al menos  pensé mis hermanos estarán bien, subí de nuevo y les miré la boca, les susurré en el oído que les quería y ellos me dijeron dormidos lo que nos decimos siempre yo más.
Ese año cursé 3 de la ESO, eso dicen, pero yo no fui consciente de ello, estuve huyendo de mis pesadillas, evadiéndome de la realidad. hasta que por fin llego un sueño, de esos de los que no quieres despertar, por que los estás disfrutando y te estas divirtiendo.



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