Manuel era un caracol sonriente, había sobrevivido a las pisadas de las vacas, al paso de tractores, a los depredadores y a muchas otras vicisitudes. Tenía un caparazón hermoso y brillante heredado de su abuelo Manuel, que también vivió muchos años gracias a que nació en un jardín de una marquesa que los cuidaba y les dejaba comer hojas de cualquier planta.
Cuando murió la marquesa el padre de Manuel también llamado Manuel como su abuelo, fueron echados al bosque con el resto de caracoles que habitaban en el jardín por propio deseo de los nuevos inquilinos del palacete. Allí entre el desorden de las plantas salvajes y los arboles robustos y duros que soportaban el exceso de agua o la escasez según el capricho de las estaciones, encontró a Eva, su madre, los dos llegaron a la misma hoja y la compartieron hasta que no quedo ni un solo cachito, para emprender la marcha hacia otra hoja, pero juntos. Manuel se quedó huerfano pronto, a sus padres les aplastó un coche de caballos, aunque antes de morir Manuel padre puso a su hijo a salvo, pegándolo en los bajos de una gran piedra.
Manuel tuvo que emprender el camino solo, y no fue fácil, siempre sonreía por que sabía de la suerte que había tenido y era algo que tenía grabado en su caparazón. Era un suertudo de la vida y sabía agradecerlo con su preciosa sonrisa, todo el mundo quería cruzarse con el brillo con el que se arrastraba.
Un día se encontró con un caracol aislado en una piedra en medio de un río, le preguntó como se llamaba y le respondió que Esther, se había quedado allí por la crecida del río y no podía cruzar, Manuel se dispuso a ayudarla, y esperó mucho hasta que el sol y las buenas temperaturas hicieron que el agua se desvaneciera. Así cruzaron juntos, y juntos se arrastraron durante muchos kilómetros, se contagiaron las sonrisas.
Una noche de mucho calor y húmedo ambiente, Manuel se cobijó debajo de una piedra, era algo que siempre hacía cuando tenía cierta inseguridad, como lo hizo su padre aquel fatídico día del coche de caballos, pero Esther no quiso y quedó mas expuesta en la incertidumbre de la noche.
A la mañana siguiente Manuel fue a darle los buenos días a Esther, y vió que su cascarón estaba vacío y alrededor habían una plumas . Se dió cuenta que su amiga había sido devorada por un pájaro.
Triste y desolado se arrastró solo durante mucho tiempo, tenía miedo de mirar al cielo y verse atrapado entre las garras de uno de ellos. Pero pensó que tenía suerte, suertudo por no haber sido el desafortunado, se dió cuenta que su padre le seguía protegiendo aún después de haber muerto,¡ la piedra!, esa que una vez le salvó la vida lo seguía haciendo. Así que cambió el chic y se empezó a arrastrar con más energía, sabía que al otro lado del camino había un jardín tranquilo, pero para ello debía pasar una prueba de fuego la ruta de los humanos, miles de pisadas rápidas marchaban aceleradas por ese camino, pisadas que buscaban quemar malos pensamientos, frustraciones, gula, consumismo, envidias, traiciones. Una pisada sería mortal, moriría en un instante y no volvería a arrastrarse nunca más. Espero a que se hiciese de noche, a que los humanos durmiesen, e inició su aventura, solo eran dos metros de ancho, pero quizás le llevara toda la noche.
Cuando llevaba más de un metro arrastrándose, escucho unos golpes fuertes de unas pisadas, buscó una piedra, dónde protegerse, pero esta vez no apareció ninguna. Pensó que se le avecinaba la muerte y se escondió en lo único que tenía, su fuerte y a su vez frágil cascaron. El suelo cada vez temblaba más y más, cerró los ojos. Entonces, se creyó muerto, un talón había pasado muy cerca, pero a la suficiente distancia para no pisarlo.
escuchó como se alejaban las pisadas, y emocionado por las circunstancias favorables que había tenido, llegó al jardín. Allí le esperaban un grupo de caracoles que le aplaudieron por su gran hazañ . Había sido valiente para superar sus miedos y afrontar con éxito el difícil camino, que al final tuvo un final feliz. ¿Seguiría teniendo tanta suerte?, ¿Se encontraría siempre con piedras en el camino para refugiarse?, ¿ Habría encontrado el lugar definitivo para descansar?.
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