martes, 12 de septiembre de 2017

EL CUENTO DE LA VACA SIN MANCHAS.



Había una vez un rebaño de vacas frisonas muy saladas, eran felices, daban mucha leche y se cotizaba muy bien por su sabor y textura, vivían en unas tierras verdes y húmedas de Cantabria.
Era de noche y una de las vacas líderes en dar leche, muy presumida con sus manchas se puso de parto, parió una becerra limpia de piel sin manchas. La vaca se puso de pié y abochornada abandonó a su cría, cabizbaja, triste muy triste. Obligaron a la vaca a dar cobijo y amamantar a su cría, pero estaba tan disgustada que dejó de dar leche, el ganadero no se lo podía creer, una de sus mejores piezas con depresión postparto. La vaca apenas podía mirar a su cría y tuvieron que darle biberones,
la tristeza se contagió en el rebaño y la becerra seguía sin manchas. El ganadero empezó a tener perdidas y desconsolado también él, no sabía que hacer. 
Un día, tras pasar una noche dándole vueltas al problema, se le ocurrió una idea, llamó a un pintor y le tiñó la piel con manchas negras. la becerra se sintió una más y su madre recobró la felicidad y empezó a dar leche de nuevo, el rebaño se contagió de esa regocijo y recuperaron la capacidad de producción de antaño. 
La solución a tanta gravedad, era muy sencilla y resultó difícil dar con ella, Simplemente pintar unas manchas. Así de fácil.



No hay comentarios:

Publicar un comentario