Me dejaste la vida,
Te dejé que me quisieras,
cómo nadie lo había hecho.
Te privé de escapar,
cuándo te lamentabas
por las decepciones.
Me dejaste respirar,
cuándo apenas había aire
para los dos.
Me empujaste a caminar,
sin soltarme con tu voz
sin dejar de mirarme.
Me adivinaste las lágrimas,
cuándo no sabía que afloraban
cuándo no entendía que pasaba.
Me dejaste enamorarme
me dejaste amar con absolutismos,
olvidándome de mirarte,
mientras escalaba la montaña,
sabiendo que nunca me dejaste,
de empujar, así como en los primeros pasos.
Me dejaste la vida,
Te dejé que me quisieras,
cómo nadie, lo había hecho.
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