viernes, 10 de enero de 2020

LAS QUEJAS.

Las quejas continuas, los suspiros profundos, los ay mi madre, los no lo puedo soportar, los estoy hasta los cojones, los me tiene hasta las narices, los que ganas de vomitar, los que rollo, es lunes, los hijo puta, los tontos y demás insultos, los no llegarás a ninguna parte, los gilipollas, los voy de mal en peor, los no me aguanto a mi mismo/a...
Resta, siempre resta en tu vida, te resta calidad de vida, te resta oportunidades, te resta creatividad, te resta amor, te resta cambios, te resta tolerancia, te resta años de vida ya que te contamina de palabras tóxicas, como dice el libro para niños de Anna Morató, de mayor quiero ser feliz. Te resta de ser feliz. 
Además como los plásticos envenenan a los peces, envenenamos al resto del mundo restando, siempre restando.
Los agradecimientos y no dar todo por hecho, suma. Suma los gracias a la vida, gracias a cada despertar, al sol que amanece, a la lluvia que acontece, al arco iris, a las montañas, a la familia, a la salud, al trabajo, a las oportunidades, a la luz, a ver y oír, a poder andar, a degustar , a disfrutar. Gracias a esos segundos que corren por mis venas, al pasado que me nutre y me da experiencia, al presente que afronto con ilusión, al futuro que aunque no me importa demasiado, ni espero con premura, sé que está ahí de manera inminente y en él guardo mis anhelos, construyó paso a paso con el entusiasmo de disfrutar de lo más preciado la vida.
No quiero fumarme la vida, quiero degustarla como si fuera cada segundo el último bocado de un delicatessen que fuera a disfrutar mi boca y que su esencia tarde lo más posible en desaparecer en mis pupilas gustativas. 
Disfrutemos de la vida, cada segundo como si fuera cada uno de ellos el primero de nuestro más importante sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario