miércoles, 26 de septiembre de 2018

SONRÍE, CUANDO EL DÍA AMANECE TORCIDO.

A veces parece que te levantas con mal fario. Te levantas huyendo en un coche, te das de frente con un muro de piedra, solo te acuerdas de una palabra que había escrito en él justo antes del accidente ¡puta!, no sabes por qué esa palabra, tampoco sabes quien te perseguía, pero estás agotada de huir, quizás fueron las luces del coche que iba detrás el que produjo el destello que me deslumbró y produjo mi despiste, el cuerpo duele de una mala noche y coges el despertador, Dios mío gritas llego tarde, no ha sonado el gallo y corres a tomarte el resto de café, frío y amargo que queda en la cafetera, no te da tiempo a ducharte y la raya del ojo, hoy va torcida, no encuentras el perfilador  de labios y la hidratante de cara que te echas es un endurecedor de uñas, con lo que llevas un picor de cara y sales con ella de casa enrojecida. ¡ Que desastre!.
Te montas en el coche, e intentas arrancar, pero te dejaste el aire acondicionado puesto y las llaves, gritas ¡ joder, la batería !, no me lo puedo creer. No sabes si coger la bici, un taxi, hacer autoestop, o morirte. Decides llamar al taxi, se presenta tarde, huele a tabaco que apesta, se te han olvidado los libros de tu hija que tenías que llevarle al instituto con el acelere, y el pantalón que llevas puesto que lo pediste a Aliexpréss está roto por la costura lateral. se te ha olvidado la cartera en el sofá buscando las llaves del coche, y un joder más fuerte aparece en tu boca, las llaves de casa puestas por dentro. Mientras te bajas del taxi corriendo y con la camiseta manchada de sudor por los nervios de llegar tarde, vas a buscar las llaves del pabellón donde te esperan tus alumnos, y no las encuentras. El camino hasta la puerta es un sendero verde y tu imaginación se dispara mientras dices un profundo ¡A tomar por culo!, si aparece un león, un psicópata, un tractor con un conductor ciego no pienso resistirme me sentaré y respiraré profundamente. Hay días para los que deberíamos tener un comodín e igual que se dice pasa palabra, poder decir quiero acostarme y disfrutar desde cero de un nuevo día.

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