EN ESPARTA, la educación se basaba en la superación de uno mismo y la disciplina daba eficacia a este sistema. Los espartanos eran educados para ser valerosos en la batalla, tenían sentimientos refinados, honraban a sus mayores,sabios de los que aprendían todas las experiencias que les enseñaban. Amaban a sus madres, con una intensidad conmovedora.
A la pregunta de por qué la mujer espartana era la única que gobernaba a sus hombres, la contestación era clara somos las únicas que alumbramos hombres. La espartana se sentía digna e indispensable de modo natural.
La mujer espartana ejercitaba su cuerpo, las competiciones eran mixtas, ningún espartano se avergonzó nunca de ser vencido por una mujer.
Según los espartanos de una mujer sana, y fuerte nacían niños fuertes.
En nuestra sociedad y la del resto de los países vivimos en desigualdad, no conseguimos que nos respeten. Las mujeres hemos convivido con una rivalidad entre nosotras que no nos ha dejado avanzar, no nos ha ayudado nuestro compañero el hombre, y ahora no nos ayuda la sociedad en general, entre otras cosas la publicidad que nos exige estar más que perfectas, todo o casi todo va dirigido a nosotras, como hacer que el mundo se rinda a nuestros pies a través de un físico increíble.
Nos hemos criticado muchas veces, nos hemos prejuzgado, y hemos justificado actitudes machistas por la manera de vestir, o la manera de ser, terrible. Nosotras también hemos crecido con una educación machista, insolidaria y abusiva. Nos han condicionado desde pequeñas, para gustar a los hombres. Mi madre dice mujer compuesta quita al hombre de otra puerta, hija, no te dejes nunca que tu marido te dejará, así lo hice nunca me dejé y mi marido me dejó.
Cada ablación, cada violación, cada sometimiento, cada muerte, cada brecha física, emocional, salarial nos ha unido. ha sido un pequeño basta ya, que ahora ha sumado fuerzas, energía del mundo entero, una revolución justa, para que nos valoren, para que nos quieran, para que nos consideren, para que nos den el lugar que merecemos en este mundo todavía de hombres.
Algunos dicen que deberíamos estar contentas de no tener la situación de la mujer en Africa, Asia, o América latina. Esos no se conocen el refrán de mal de muchos consuelo de tontos, ese mal me salpica como mujer.
Por eso nuestra lucha debe ser la lucha de todos, por que todos somos igual de importantes para encontrar el respeto a la igualdad desde la diferencia.
Cuándo doy clase de Educación física hay alumnas que se retuercen con los síntomas de la regla, y no pueden hacer ejercicio, y es así. A los chavales les dolerá la cabeza o los testículos y ese día no harán ejercicio pero nunca será por la regla, así que me parece fatal quitarle importancia a una dolencia que existe y que en muchos casos te merma.
La sociedad debe ser tajante ante toda actitud machista o de abuso. Aprendamos de los Espartanos y Espartanas y demos a la mujer la valía que realmente tiene.
Esto es una pequeña gran revolución, la mujer va a apoyarse,, ahora ya ha dejado de ser rival, para acabar con la desigualdad.