Era una ciudad de folios formato dina cuatro, todos estaban escritos con preciosas historias muy interesantes en todos los idiomas. Se reunían en el café de los hermosos escritos. El rey era una pluma políglota que vivía en un precioso castillo y desde la torre escribía bellas historias y las enviaba por la ventana a que convivieran en paz.
Pero la tranquilidad terminó en la ciudad, cuando llegaron un ejército de violentas tijeras, extremas y radicales, folio que pillaban lo dejaban en mil cachos, irrecuperables, pero los folios eran muy luchadores y pidieron refuerzos al país del pegamento. Gracias a su rey que envió a su mejor cola, los papeles fueron reconstruidos, pero se paseaban llenos de cicatrices.
El rey pluma se partió el alma buscando una solución para que el ejército de las tijeras no se cargaran sus bonitas historias.
Un día empezó a escribir frases repetitivas en los folios y los llenó de pegamento, los mandó por la ventana, el ejército de las tijeras fueron directos a la trampa, estaban deseando destrozar las hermosas historias, y se quedaron pegados a las frases repetidas.
Las tijeras quedaron condenadas a no cortar y leer continuamente que las historias bonitas, jamás se destruyen. Los folios dina cuatro volvieron a brillar en la ciudad de papel y de la diversidad de historias en idiomas diferentes. El rey pluma no paró de escribir, estaba más sembrado que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario