viernes, 15 de mayo de 2020

LOS LIKES


Todo lo que ocurre en nuestro cerebro cuándo vemos un LIKE  en nuestras redes sociales. Facebook, instagram...Las nuevas tecnologías han cambiado los modos y formas de relacionarnos. Tenemos cientos de amigos, cuántos más mejor. Son amigos pero no los conocemos, no tanto como entraría en el antiguo o clásico concepto de amistad. Podríamos preguntar a los abuelos que implican para ellos ser amigo de alguien. Desde luego no entenderían el concepto actual. Se engloba como amigos a familiares, vecinos, compañeros de trabajo, amigos y conocidos de compañeros de trabajo, conocidos, conocidos de conocidos y desconocidos. Y todos tienen el poder sobre ti, otorgado voluntariamente al exponerte en las redes, al ponerte un conforme, me gusta o no me gusta. ¡Curioso, muy curioso!.
Todos estos mecanismos tecnológicos están claramente programados para incitarnos a dedicarles el mayor número de horas. No encontramos a nadie durante el día que nos haga la pregunta ¿Qué estás pensando?. Sin embargo cuando abrimos facebook es lo primero que nos encontramos una red social que se preocupa por nosotros, numerosos amigos y miles de likes. ¿Qué más queremos?. 
Lo mismo ocurre con instagram, la red nos invita a desnudarnos cada vez más, dejándonos vendidos a la exposición continua. Lo vemos a diario, con todo tipo de personas que se exponen vendiendo su identidad a los vampiros de vidas ajenas. Saben que los que miran necesitan ver lo que no tienen y desean e imaginan que cuanto ocurre en esas imágenes y vídeos es verdad. La vida que consideran perfecta. Una vida que claramente nada tiene que ver con la realidad. Dí de que presumes y te diré de que careces.
Podríamos comparar estas conductas adictivas de relacionarse con adicciones como las drogas, la ludopatia, consumo de tabaco, alcohol, compras compulsivas.
 El deseo de calmar la mente con hábitos que nos conquistan ya que segregan en nuestro organismos hormonas muy potentes del placer y la recompensa. Dopamina y serotonina. Son hormonas activadoras de la motivación, el bienestar pero cuándo se deja de consumir, jugar, beber, fumar o estar conectado, al cabo de un rato, aparece la sensación de frustración de vacío que te lleva a volver a conectarte con esas adiciones. Volver a jugar, apostar más, estar más tiempo conectado, cada día necesito más likes. Una progresión en dicho consumo, que es cada vez mayor. Cuando se tiene una adicción es difícil poner límites. Sobre todo cuándo hablamos de personas con baja autoestima, o débiles de carácter, personas que cada vez se encuentran más solas en ambientes familiares y otras que viven una soledad mal querida, encontrando el cariño y los refuerzos positivos en los comentarios y likes. Encontrándose de algún modo incluido en un grupo, perteneciendo a un foro de opinión, teniendo opción de intervención. Sin que haya un juicio previo por su imagen, gestos, movimientos o formas de mirar.
Estas generaciones nuevas, que han nacido con este modo de procesar la información, están acostumbrada a la multitarea. Estudian, escuchan música, responden a mensajes de whatsapp, juegan a videojuegos, juegan a juegos de mesa con desconocidos por la red. Están acostumbrados a la impulsividad. A lo necesito ya, a lo quiero ahora mismo. a la satisfacción inminente. Ya se han hecho numerosas investigaciones y estudios donde la concentración sale muy mal parada de estar hiperconectado, además el rendimiento es más bajo, aunque parezca lo contrario.
Por eso es tan importante que encuentren en el silencio, en la inactividad una manera de mejorar su concentración, una forma de gestionar sus emociones y despertar un juicio crítico independiente de todos estos condicionamientos. Es importante que tengan en las nuevas tecnologías  un recurso y que no sean ellos el recurso de los avances, las ratillas de indias de los magnates de toda esta innovación.
Para consolidar una generación fuerte necesitamos que entiendan que la voluntad, la disciplina, el esfuerzo, la constancia, perseverancia está por encima  incluso de la inteligencia. 
Necesitamos otorgarles la palabra, darles comas y puntos, ponerles las mayúsculas y ofrecerles los silencios para que sus vidas sean realmente música creativa y no contraseñas que en muchos casos les llevan a espacios vacíos donde quizás encuentren un abismo en el que no hagan pie y se pierdan entre imágenes donde no se reconocen.

Y por muchos likes que les den, no sepan quiénes son.

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