martes, 11 de febrero de 2020

LO MEJOR ESTÁ POR VENIR

¿A qué jugamos, le pregunté a la vida?
Así no, le susurré suave a escuchitos.
A ese juego, no. No me divierto.
Ahora, las normas las pongo yo,
me podrás sorprender un poco, no mucho.
Por que me conozco, se como voy a reaccionar.
Sé lo que te voy a decir, no despertarás la fiera.
Nunca debió de estar aquí, encerrada
vociferando sin parar. Por eso le abrí la puerta
y la dejé marchar.
Ahora cojo los dados y los miro y remiro,
mientras pienso en lanzarlos al aire y 
observar los giros que dan en el espacio, 
hasta que la fuerza de la gravedad los haga aterrizar.
He visualizado el número, sé que saldrá el seis.
Es simétrico y me gusta, es un espejo lleno de energía,
es un reclamo para el triunfo.
Ahora se ralentizará mi pulso y mis movimientos,
no tengo prisa, quiero disfrutar de cada tirada,
de cada paso, de cada casilla, de cada salto.
El desenlace no importa, si durante el juego
he jugado bien, si he pensado, reflexionado en cada tirada.
Si he disfrutado con los espacios vacíos, las sonrisas y 
las miradas.
Saldré tranquila sin girarme, sin compromisos
 y libre para alcanzar un nuevo momento en el que triunfar,
invirtiendo mi tiempo sin dejarme atrapar,
en pasados turbulentos, que quieran capturar
a la liberada fiera, esa que ya no volverá.
Quizás se haya desintegrado de tanto vociferar y 
ahora sea polvo de polen que vuele transportado 
por alguna abeja sonriente, de esas que salen en 
un bonito día de primavera con un sol luminoso.

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