Cuándo el sol se cierne, despejas tu mirada
mirando al frente, no ves nada.
Te queda la sombra que te hace compañía,
esa que te habla a escuchitos, que no calla
que admira tu valor y tu energía, tu tranquilidad.
Esa que no te abandona aunque se pierda la luz
esa que se levanta y acuesta contigo,
que te abraza mientras tu lo haces con la almohada,
esa que se esconde en tus sueños pero la ves
caminando siempre contigo a tu ritmo sin adelantarte
esa que no se desvanece aunque tú te tambalees.
esa que te mira mientras lloras y se enfada contigo.
la sombra de tu tú niña, de tu tú mujer,
la que te espera a la sombra de tus andares
y de tu correr, la que se agacha y se encoge,
la que te agarra y te desgarra hasta hacerte jirones
esa que permanece mientras te estremeces
a veces de dolor y otras de emoción.
la humilde sombra de la que no presumes
que te persigue mientras no la alimentas.
esa que no te abandona nunca de los jamases.
Esa que no te traiciona nunca de los jamases.
Porque sombra sola, solo una, la tuya.
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