miércoles, 6 de octubre de 2021

EN UNA PIEL QUE NO LE PERTENECE.

 El sonido del silencio solo se escuchaba entre notas de música que ella imaginaba. Mientras, se acurrucaba en una piel que no le pertenece, que envejece y se deshace entre arrugas de oruga. 

Pasa de arrastrarse a resbalar. Pasa de ondularse a fijarse en una línea recta que perfecta dibuja una huella de sombras, que desaparece entre las piezas de un puzle que perdido parece negarse a buscarse. Entre una y otra pieza empieza una camino sin retorno, que sin horno se cuece despacio.

 Indagando una salida que se riza cómo un bucle infinito y si sale que no lo cree, no sabrá a dónde ir. Porque la salida es un dibujo con embrujo que solo miente y engaña. Entonces, se envalentona y gira entre los cuatro puntos cardinales que se pitorrean de un destino que pinta de memoria sin saber si rota, circula o retorna. Mientras tiembla de incertidumbre.

Se alumbra en una lumbre de llamas airosas que chispean y le queman una piel que no le pertenece.


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