Recuerdo su sabiduría, esa manera mágica de mirar, anticipándose a todas las señales. Sus manos de piel fina como el papel con el que envolvía sus cigarrillos more, esos que fumaba muy de vez en cuando. No tragaba la nicotina solo la dejaba resbalar entre sus labios, mientras su mano delgada y arrugada se movía con esa elegancia de las actrices de los años veinte. Un cigarrillo envuelto en papel de flores de bohemia.
Su traje hecho a medida, no le faltaba ningún detalle y no tenía ni un ápice de tela sobrante, le quedaba como un guante, todas las arrugas estaban en su piel, todas las heridas en su corazón cosidas sin anestesia y con mucho dolor. Ese dolor que tenía en su mirada desconfiada. Esa mirada proyectada por su mente que se clavaba en la tuya. Cada palabra conectaba con cientos de significados llenos de sal, de esa que deja escamas y hace que sus ojos vean a través de un cortinaje blanco, ese que avisa de que el final de la película está cerca y solo importa ser la protagonista. Se merece escribir su final, ser esa imagen que cierre el último fotograma.
Me gustaba acercarme a su valentía y a sus miedos. A ese tono de voz profundo, que ya no cambia de criterio, que ya no busca la sorpresa, que ya no espera sensaciones, que no se eriza y no se riza con la humedad de un día nublado de otoño. Esa que no germina con la primavera. Me gustaba entrever en sus palabras y sus silencios. En su pelo blanco en sus claros y oscuros. Todo era un misterio en ella.
Me hubiera gustado entrevistarla, llenarme de ella, empatizar con todo aquello que le había pasado en la vida, me habría encantado escuchar tanto de ella, hacerme cómplice de su sufrimiento. Quizás así se hubiera ido sin un pasado que arrastró contra viento y marea, con el que supo vivir pero que no le dejó hacerlo con plenitud. Se marchitó en la hoguera de una soledad en la que se encerró y la hizo marchitar, entre las cuatro paredes de un alma castigada, que no supo quitarse sus penitencias.
Cuántas cosas te preguntaría si estuvieras aquí, cuántas cosas me gustaría saber, cuántas...abuela.
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