lunes, 6 de noviembre de 2017

LOS SUEÑOS DE ANTONIO

Erase una vez un niño de cinco años llamado Antonio, era rizoso, con un pelo rojizo y su cara llena de pecas, ojos grandes verdes, corpulento y perezoso de movimientos. A Antonio le gustaba mucho pensar, fantasear todo el rato, huir de la realidad e introducirse en inquietantes historias de dragones, piratas, ataques de marcianos, y monstruos verdes. 
Su tía Mari se lo llevaba al cine los miércoles, el día del espectador, aprovechando que sus padres trabajaban hasta tarde, después le invitaba a una hamburguesa, y le acostaba después de contarle una de esas historias increíbles que nadie como ella se inventaba. 
Antonio no podía soportar los gritos de sus padres, se peleaban continuamente, su padre lanzaba cosas, golpeaba la mesa cuando estaban comiendo, le tiraba del pelo a su madre, y se acuerda de aquel día que desde su habitación vió como su padre le retorcía la muñeca a su madre, que gritaba de dolor. Entonces apretaba fuerte los ojos, tan fuerte que siempre salían lágrimas de ellos y humedecida la cara, empezaba a soñar sus hermosas historias, todas ellas acababan igual, el estaba en un precipicio apoyado solo con la punta de los pies, perdiendo el equilibrio hacia el vacio, y de pronto llegaba su tía Mari, llevaba a su madre detrás y lo rescataban casi en el aire, cabalgando en un hermoso unicornio blanco, sentía la cara fresca del viento rozando sus mejillas y su madre lo abrazaba fuerte, mientras su tía llevaba las riendas del animal.
Antonio, solo quería que llegara el miércoles, esas tardes no sufría y vivía el momento con auténtica atención, le daba pereza que llegara la hora de dormir, por que sabía que vivía en una casa donde había mucho sufrimiento, y él solo quería huir, soñar con dragones, piratas, ataques de marcianos, y monstruos verdes.

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